CAPITULO 20

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Después de otro par de besos, decidimos ir a otro lugar y ahí nos encontrábamos, en su habitación.

Simplemente acostados en su cama, uno al lado del otro, mirando al techo e intentando conocernos lo mejor que pudieramos y que mis recuerdos me permitieran, a través de preguntas básicas.

-¿Frio o calor?

-Frío- respondió rápidamente.

-Calor.

-¿Cómo porque prefieres el calor?

-No lo se.

-Bueno yo se que prefiero el frío porque te puedes tapar con todo lo que quieras y se te quita, pero el calor cuando ya no hay nada que quitarse y aun lo sientes, ¿Que haces?

-Esa es una buena razón pero aun así no cambiare de opinión.

-De acuerdo, me toca, ¿Fruta favorita?

-Sandía.

-Mango- era una buena fruta.

-¿Color favorito?

-No puedo elegir solo uno- me queje.

-De acuerdo di dos colores.

-Rojo y azul.

-Verde y azul.

-Si no me dices no me doy cuenta.

Mencione haciendo referencia a que su habitación estaba pintada de azul, en realidad todo en su habitación era o azul o blanco.

Reímos.

-Me gusta mucho ese color, pero no tanto como tú.

-Eres tan tierno.

-¿Te gusta que sea tierno?

-Me encanta.

-¿Que tono de azul te gusta?

-¡Oye me iba preguntar! Pero esta bien, no lo se, el típico.

-¿Cual se supone que es el típico azul?- cuestiono divertido.

-El de siempre.

-A ningún tono de azul le puedes decir, "el de siempre"

-Bueno, entonces dime cual tono es tu favorito.

-El azul marino.

-Cuando sepa que tono de azul me gusta te lo haré saber.

-Me parece bien, ya tengo otra pregunta.

Esta vez no le dije nada de que me tocaba a mi preguntar porque las ideas ya se me habían acabado.

-Haber.

-¿Te gustan las cosquillas?

-Sabes bien que no.

Una vez había intentado hacerme cosquillas y lo habia golpeado sin querer, era como una reaccion de mi cuerpo ante las cosquillas.

Cuando lo voltee a ver vi su mirada maliciosa, se comenzó a levantar.

-No, Alex no.

Intente alejarme, pero aun así se lanzo a mi y comenzó a hacerme cosquilla, mi gran debilidad.

-¡No! ¡Para! ¡Por favor! ¡Alex!

Me estaba muriendo de la risa, intente golpearlo para que se alejara pero la risa me quito la fuerza. Una vez que paro, se volvió a acostar a mi lado pero esta vez mas cerca.

-Te toca preguntar.

-No se me ocurre otra pregunta- mi respiración era acelerada debido a la risa.

Nos quedamos callados unos segundos hasta que un bostezo salio de mi boca, el río, volteo a ver el reloj en su mesita de noche.

-Es muy tarde, deberíamos dormir ya.

-De acuerdo.

Hice el amago de pararme pero el me detuvo.

-¿Que haces?

-Ir a dormir.

-¿Por que no te quedas?

-¿Estas seguro?

-Si, anda ven.

Me ayudo a acostarme junto a el, viéndolo a los ojos, movió su mano y comenzó a acariciar mi cabeza y así a los pocos minutos me quede dormida a su lado.

•••••

GABRIEL RATHERMEN

Iba caminando por el pasillo rumbo a mi habitación cuando me percate de que la puerta del cuarto de mi hermano estaba ligeramente abierta.

El siempre tenia un pequeño problema con las puertas, un día de estos eso podía ser un problema.

Cuando me acerque a cerrarla los vi, ahí estaban Elizabeth y Alex durmiendo abrazados, justo como alguna vez habíamos estado Arwen y yo, lastima que eso había quedado atrás.

Por mi mente paso la posibilidad de entrar ahí e interrumpir su sueño para después regañarlos y mandar a cada uno a su habitación, sabia que no era el padre de ninguno pero me tenían que hacer caso si o si.

Estaba a punto de hacerlo, tenia la mano en la manija de la puerta.

-No lo hagas.

Esa voz me detuvo, me gire y la vi.

-Arwen ¿que haces despierta tan tarde?

-No creo que sea de tu incumbencia Gabriel.

-Bueno entonces te voy a pedir que regreses a tu habitación.

-¿Es una orden?

La forma en que levanto las cejas, la forma en la que estaba parada me hizo enojar, de hecho sus actitud conmigo desde que regreso me molestaba.

-Si, lo es y sabes lo que puedo llegar a hacer si no la obedeces.

A veces me odiaba a mi mismo por las cosas que decía.

-Ahí esta otra vez esa actitud.

-Arwen.

-Ambos sabemos que no lo harás, tu amenaza no se cumplirá.

-No estés tan segura.

Ella tenia razon, mi amenaza no se cumpliría.

Sin mas se dio la vuelta, pero antes de que entrara a su habitación oí lo ultimo que dijo.

-No lo hagas, no le quites lo que tu no pudiste tener por orgullo.

Entro a su habitación cerrando la puerta y con la certeza de que sus palabras me habían pegado.

Y lo hicieron.

Volví a tomar la manija y cerré cuidadosamente la puerta, ella tenía razón no iba a hacer que sufriera como yo lo había hecho.

Fui a mi habitación dispuesto a pensar en todo lo que había pasado desde que conocí a Arwen y tome una decisión muy importante, una decisión que debí de haber tomado hace mucho tiempo,

Decision que si salia como yo pensaba iba a sanar dos corazones rotos.

Pero para eso solo quedaba hacer que el tiempo lo dijera todo, o mas bien, el tiempo no, sino yo.

Había llegado la hora de aclararlo todo.

En El Bosque © √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora