CAPITULO 27

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ELIZABETH

-Estela...

Susurró.

Nadie se movió, todos nos quedamos estáticos en nuestro lugar sin decir nada, tanto la cara de Alex como la de Arwen mostraban confusión.

-Estela, ¿eres tu?

-Señor, se esta confundiendo, ella se llama Elizabeth, no Estela.

Lo corrigió Alex pero el señor pareció no escuchar, comenzó a acercarse y yo aun no sabia como reaccionar ante la situación que estaba ocurriendo.

-¿Como es que eres tan joven?

Nuestras miradas conectaron y en la suya pude notar como sus ojos se cristalizaban.

-Yo no... No se de que habla.

A pocos pasos de mi se detuvo.

-No puedes ser tu, tiene que haber una explicación, esto no... ¿por que te pareces tanto a ella?

-¿A ella? ¿A quien?

Alex trataba de conseguir respuestas.

- Estela, mi esposa.

Una vez que estuvo cerca estiro su mano para intentar tomar mi mejilla pero a medio camino se detuvo.

Vi como sus piernas fallaban y tanto Alex como Arwen se apresuraron a tomarlo para evitar que cayera, mientras yo aun estaba en shock por lo que estaba pasado.

-Estela es su abuela...

No podía ser la misma o ¿si?

Lo ayudaron a llegar hasta un sillón que se encontraba cerca e hicieron que se sentara.

-Iré a traerle un té.

Le dijo Arwen.

Alex se acerco a mi.

-¿Estas bien?

-¿Crees que sea posible? ¿Crees que sea la misma Estela?

-No lo se, pero si quieres lo podemos averiguar.

Dirigí mi mirada al señor y el ya me estaba observando atentamente.

Todas las emociones que me transmitió con una sola mirada me impulsaron a acercarme a el, me senté cuidadosamente a su lado.

-¿Que le paso a su esposa?

-Desapareció... En el Bosque.

Su voz sonó inestable.

-¿Podría contarme?

Me observo atentamente y después de un rato comenzó a hablar.

-Nosotros estábamos muy felices ya que acabábamos de ir a una cita con la ginecóloga y nos habían informado que nuestra hija era niña.

Eso significaba que...

-¿Estaba embarazada?

Preguntó Alex.

-Así es, decidimos ir a un día de campo a las afueras del bosque, yo estaba ahí con ella, nos adentramos un poco para poder apreciar la naturaleza, ella comenzo a correr y yo a preseguirla, me di la vuelta por solo un segundo, solo un segundo y al regresar mi vista ella ya no estaba, había desaparecido.

Para ese momento ya había soltado unas cuantas lágrimas.
La tristeza con la que hablaba de ella, la añoranza que imprimía en cada palabra me recordaba a otra persona.

-¿Eso hace cuanto fue?

-Hace cuarenta y seis años.

Eso era mucho tiempo y el aun tenia la esperanza de encontrarla.

En El Bosque © √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora