17

103 22 23
                                    

Al día siguiente...

Al verlo de espaldas ya sentado en aquella mesa, el chico de gafas inhaló y exhaló, acercándose tras haberse llenado de valor. Se sentó a un lado del castaño, captando la atención de éste y sintiendo su mirada fija en él y en cada movimiento que hacía. Sin siquiera mirarlo, comenzó.

— Tengo noti-...

— Hola. — Dallon saludó antes que nada, consiguiendo que Brendon se irritara un poco.

— Hola, Weekes. Te decía, hay noticias que seguramente te dejarán con la boca abierta o, si eres como yo, te harán querer gritar a lo alto.

— ¿Ya sabes quién fue? — Preguntó interesado, juntándose al cuerpo delgado del pelinegro. Él notó eso, pero no quiso ser grosero y permaneció donde mismo.

— Sí. — Asintió y finalmente miró aquel par de azules diferentes a los de su amiga; Jenna tenía los ojos de un azul más claro, como una laguna reflejando los rayos del sol de verano, y el azul de Dallon era más tenue, casi grisáceo como el del agua reunida a los pies de una helada cascada escondida entre grandes árboles. — Todo parece indicar que esto fue obra de Tyler.

El castaño frunció el ceño.

— ¿Tyler?

— Eso dije. Jenna me contó que él hace tiempo le pidió las fotos. Tendría sentido, ¿sabes? Él solía tomar mi teléfono para tomarse fotografías con los filtros que yo descargaba. Quizá en una de esas ocasiones se envió a sí mismo mis selfies y borró la evidencia.

— ¿Ya hablaste con él?

Brendon rió, pero era un sonido más sarcástico que simpático.

— ¿Hablar con él?, ¿yo? No lo he hecho y no lo haré. — Cruzó los brazos. — Jenna lo hará por mí, ella sabe cómo lidiar con su pesada actitud.

Dallon frunció un poco los labios.

— Ayer no me respondiste.

— ¿Eh? — Brendon no entendió de qué hablaba ahora el mayor.

— Te pregunté si ella era una persona importante para ti.

— Lo es. — Contestó, sonriendo divertido al ver que el otro asentía y bajaba la mirada. — Es mi mejor amiga, muy importante en verdad.

— ¿Y te gusta? — Siguió preguntando a pesar de que sabía que podía salir más lastimado de lo que ya estaba.

— No. — Cuando Dallon lo miró esperanzado, el de ojos oscuros se encogió en su lugar y giró el rostro como el amargado que era. — Nadie me interesa.

— Aún no. — Weekes volvió a acercarse, haciendo reír falsamente al otro.

— Oh, Weekes, sólo lo estás empeorando. No seré tu víctima, galán.

— No me conoces, Brendon. — El mencionado identificó aquella voz como arrogante y pretenciosa, algo que, de hecho, odiaba. — Me ganaré ese duro corazón que pretendes esconder, ya verás... niño bonito.

Urie lo desafió con la mirada.

— Mejor pídele a Tyler que siga fingiendo y reconstruya esa mentira en la que estabas viviendo felizmente.

— Ouch, golpe bajo. — No obstante, Weekes sonrió de lado y alzó una mano, su pulgar logrando acariciar el labio inferior del más bajo. Orgulloso, presenció cómo el menor se ruborizaba y fruncía el ceño. — Creo que me gusta más la realidad. Prefiero mirarte a los ojos, ponerte incómodo y acelerar el ritmo de tu diminuto corazón.

— No lo mueves ni un milímetro. — Siguió discutiendo el azabache, aunque en el fondo reconocía que le sorprendía que un desconocido lo entretuviera de tal manera.

— Mmh, eso me suena a mentira.

— Los chicos como tú no entienden lo que significa "No", ¿verdad?

— Desconozco esa palabra. — Aceptó. — Los chicos como yo sólo buscamos el "Sí" y, te confesaré algo, — Se inclinó hacia él, lo suficiente para que Brendon percibiera su aliento a menta. — yo siempre lo consigo.

— Mejor ve a perseguir un balón, deportista. — Urie rodó los ojos. — Debo irme ya. Jenna me está esperando y después de almorzar me llevará a casa.

— Deberíamos comer juntos algún día. — Dallon aprovechó la oportunidad para invitar al más bajo, pero éste se negó rotundamente.

— No, gracias. No quisiera poner celoso a todo tu club de admiradores. ¿Por qué no invitas a uno de ellos?

— Nah, todas esas personas son unas descerebradas. Me gustan más los chicos inteligentes y abstractos como tú.

— ¿Hasta cuándo seguirás con esto, Weekes? — Preguntó un fastidiado pelinegro al mismo tiempo que se levantaba con todo y mochila de la banca. El castaño lo imitó.

— Hasta que pueda convencerte de salir conmigo.

— Eso nunca pasará.

— Yo no lo aseguraría tan rápido.

— Enserio tengo que irme. — Volvió a decir con indiferencia, ignorando el comentario previo al suyo. — Cuando Jenna haya hablado con Joseph, te buscaré yo a ti, ¿okay? No quiero verte en este lugar mientras tanto.

— Aquí estaré.

Brendon resopló irritado.

— Eres tan testarudo. — Murmuró antes de darse media vuelta y marcharse de ahí, inevitablemente mirando hacia atrás sobre su hombro y apreciando el momento preciso en que el basquetbolista le guiñó un ojo pícaramente. Regresó la vista al frente para que el otro no viera lo nervioso que el gesto lo puso. — Y bobo.

Clear •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora