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Bajó del auto y pagó el viaje. Se encontraba en la acera justo frente a la entrada del edificio en el que Joseph vivía, el cual estaba ubicado más al centro de la ciudad. Ya había estado ahí varias veces; usualmente tenía que acompañar a Tyler cuando olvidaba algo de su casa, o cuando iba a recoger los apuntes que le había pasado al castaño, o cuando Jenna lo obligaba a pasar una tarde entre amigos. Nunca visitó al más alto por interés propio, la idea de estar en su hábitat conviviendo con él siempre le generaba dolor de cabeza.

En el tiempo que duró su amistad supuso que eso se debía a que estaba consciente de lo diferentes que eran el uno del otro y que prefería evitar incomodar al contrario, pero ahora se daba cuenta de algo más. Sabía que si se encerraba en un apartamento con Tyler, las cosas serían incómodas para él más que para el castaño. Mientras entraba al edificio y subía las escaleras, recordaba las cosas que los habían mantenido unidos o, mejor dicho, encadenados entre sí.

Cuando conoció a Joseph, lo primero que pensó de él era que no tenía necesidad alguna de hablar con un muy alto volumen de voz si él no era sordo y tampoco se hallaba tan lejos de él. El de bonita nariz se había acercado a él luego de verlo aislado de la clase, Jenna también había estado ahí. Esos dos tuvieron compasión de él y lo unieron a su grupo, siendo ellos así la única pareja de tres personas durante los dos años que compartieron luego de ese encuentro. Y Brendon había estado bien con eso porque al menos tenía un par de amigos, aunque éstos no siempre lo escuchaban, pero no era su culpa, el azabache nunca hacía el esfuerzo por ser audible y llamar su atención.

Hablar con Tyler era interesante algunas veces, pero no por lo que decía, sino por la cantidad de cosas que sabía de otras personas y el sinfín de nombres que mencionaba. Urie ni siquiera podía recordar uno solo de los tantos que el mayor pronunciaba. Y así era siempre, mientras el de dentadura imperfecta movía y movía la boca, el pelinegro lo analizaba y ponía más atención a sus gestos, sus tonos y todo lo que no era el tema que abordaban.

Pronto llegó al quinto piso y buscó la puerta indicada del apartamento del castaño. Durante su breve búsqueda, trataba de reunir valor y llenar sus pulmones con aire suficiente. ¿Estaba nervioso? Sí, algo. Anteriormente había visto a Tyler discutiendo con otras personas y le pareció increíble que su voz pudiera sonar aún más fuerte y feroz de lo habitual. Además, siempre que estaba molesto ponía unos ojos fríos y penetrantes que realmente intimidaban a su contrincante. Aún así, Brendon lo había estudiado por más de dos años completos y sabía cuáles eran sus debilidades.

Trataría de utilizarlas a su favor para defenderse y atacar, esa era su estrategia.

Al final pudo dar con la puerta que buscaba y dio un par de firmes toques en la madera pintada de un café oscuro. Esperó unos segundos y luego los latidos de su corazón adoptaron un ritmo más rápido a medida que oía el picaporte girando y la puerta rechinando un poco al ser mínimamente abierta. Debido a la cadena, apenas había una pequeña apertura por la que la mitad del rostro de Joseph se asomó y dejó ver sólo uno de sus ojos rodando.

— Ugh, con razón percibía un fuerte olor a basura. — Dijo, pero a Urie no le importó su insulto.

— ¿Querías hablar conmigo? Bien, aquí estoy.

— Te escucho.

— No voy a tener una conversación de esta forma. Déjame entrar. — Pidió con el ceño fruncido, gesto que el más alto le imitó.

— Siquiera di "por favor". Cielos, te pones tan serio que me irrita.

— Tyler, sólo date prisa. Entre más pronto comencemos, más rápido me iré. — Insistió, perdiendo la paciencia de a poco.

Entonces el contrario por fin quitó la cadena y abrió la puerta por completo, haciéndose a un lado y extendiendo un brazo para señalar el interior de su apartamento.

— Adelante, Urie.

— Gracias. — Se adentró caminando con la espalda recta.

— Como sea. — Soltó el castaño desinteresado y cerró la puerta de un portazo, lo que espantó al menor y lo hizo girarse inmediatamente.

Así se encontró con aquella mirada salvaje en el rostro de su ex-amigo. Sin poder evitarlo, Brendon sintió un desbordante terror por esa cara.



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La próxima semana se viene lo bueno ;)

Clear •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora