Cap. 15

161 12 0
                                    

Spencer y yo nos levantamos temprano esa mañana–la noche anterior me había comunicado con Alfred, mi chófer, para que nos pasará a recoger a Spencer y a mí al hotel–Alfred había quedado en recogernos a las 8:00 a.m, así que nos despertamos temprano y nos arreglamos para estar listos a tiempo, una vez arreglados, bajamos hasta la puerta principal del hotel y nuestra pequeña y humilde limusina–ya se, ya se, una limusina es demasiado, pero al final de cuentas estábamos en París, un país conocido por su elegante y lujosa cultura y que más elegante que una limusina–salimos del hotel y Alfred estaba recargado en un costado de la limusina, en cuanto me vio me saludó.

Alfred: Bonjour mademoiselle. Dijo, me tomó la mano y me la besó, ese era el típico saludo de Alfred.

Trisha: Bonjour Al.

Alfred: Veo que no viniste sola está vez, Monsieur mi nombre es Alfred, soy su chófer. Se quitó su típica gorra de chófer y se la volvió a poner a modo de saludo. Por alguna extraña razón Al era el único que me hablaba de tú, no se porque pero fue el único al que pude convencer de que no me hablara de usted.

Spencer: Un gusto conocerte. Le dijo con una sonrisa, que yo sabía estaba fingiendo un poco, al parecer a Spencer no lo agradó mucho el saludo que me brindo Al, yo solo trataba de contener mi risa porque la verdad era muy gracioso ver aquella escena.

Al abrió la puerta de la limusina para nosotros, primero entré yo y luego entró Spencer, una vez que ambos estábamos dentro Al cerró la puerta y entró el también pero al lado del conductor, encendió el auto y después habló.

Alfred: Y ¿A dónde quieren ir primero?

Trisha: En está ocasión somos solo dos turistas más en esta gigantesca y hermosa ciudad así que ¿A dónde nos sugieres ir Al?

Alfred: Pues yo diría Jardin des Tuileries les va a encantar a los dos, se los aseguro.

Trisha: Vamos allá entonces–Una vez dicho eso, Al puso el auto en marcha y nos dirigimos hacia El Jardín de las Tullerías, cuando estuve viviendo en París fui a ese lugar en alguna que otra ocasión, pero la verdad es que casi no le presté mucha atención, ya que iba por trabajo, y a pesar de ser una zona turística siempre hay demasiadas parejas y no me gustaba estar ahí sola porque me recordaban lo estúpida que había sido al dejar a Spencer y a lo chicos, pero está vez no iba sola, está vez iba con Spencer e iba como turista por lo cual sería una experiencia totalmente a las anteriores. Una vez que llegamos, Alfred abrió la puerta para nosotros y salimos, nos dijo que esperaría ahí hasta que nosotros terminaríamos de recorrer el parque, así que Spencer me tomó de la mano y empezamos a caminar parque adentro, a cada lado del camino había árboles, y sillas para descansar, era un lugar increíble, cada cierto tiempo me detenía a tomar fotos con mi cámara instantánea ya que quería atesorar ese momento, Spencer soltó una pequeña risita–¿Qué? Le pregunté.

Spencer: Es solo que por un momento olvidé que te gustaba la fotografía. Me dijo con una sonrisa.

Trisha: Uno de los muchos hábitos que heredé de mi padre.

Spencer: ¿A tu padre también le gustaba la fotografía? Preguntó volviendo a caminar a mi lado.

Trisha: Le apasionaba la fotografía, en cada viaje que hacíamos él siempre llevaba su cámara, se la pasaba tomándole fotos a todo, aunque la mayoría eran mías o de mi madre, más de mi madre, una vez le pregunté por qué siempre tomaba tantas fotos y ¿Sabes que me contestó?–Spencer negó con la cabeza–Me dijo: "El mundo no es perfecto, y nuca lo será, está lleno de odio, dolor, maldad y sufrimiento, pero las fotografías nos recuerdan que, aún dentro de todo el desastre que es el mundo, siempre hay algo bueno, algo muy hermoso por lo que vale la pena luchar, y esas cosas hermosas merecen ser retratadas y puestas en un marco a la vista de todos para que así nadie las olvide y nadie se de por vencido ante las adversidades que este mundo frívolo nos causa".

Todavía No Te Olvido (LHDUO #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora