Gota en el Océano [Harmione]

4. No Me Malinterpretes

No Me Malinterpretes

Alguna que otra vez,
Dos personas se encuentran,
Parece que por ninguna razón,
Solo se cruzan en la calle
De repente, tormentas por todos lados,
Quién puede explicar el trueno y la lluvia,
Pero hay algo en el aire...

(The Pretenders, "Don't Get Me Wrong")

Harry no hizo contacto con su padrino mientras se dirigía rápidamente hacia la casa. No tuvo que darse la vuelta para saber que Hermione también lo estaba mirando. No había tenido la intención de dejarla tan abruptamente. A decir verdad, había estado disfrutando de su compañía. No había sido para nada como él había esperado que fuera. No pudo evitar que la sonrisa se dibujara en sus labios al pensar en ella sentada en los muelles con la hoja sobre pesca.

Tan pronto como ese recuerdo llegó a él, rápidamente trató de sofocarlo. La razón por la que no podía tener nada con esta chica lo miraba desde arriba mientras él subía la escalera de madera hacia la casa. "Sirius siempre piensa que lo sabe todo", pensó Harry enfadado mientras pasaba velozmente junto a su padrino y entraba en la casa, sin siquiera una palabra.

Una vez dentro de la casa, contó mentalmente hasta tres y, por supuesto, Sirius entró caminando a la cocina detrás de él, con una sonrisa de gato de Cheshire en su rostro.

—Ni lo digas —dijo Harry, mientras abría el grifo y comenzaba a limpiar el Marlín.

—¿Decir qué? —Sirius preguntó inocentemente. Se apoyó contra el refrigerador y observó a su ahijado. Cuando Harry no respondió, Sirius admiró al pez.

—Ella pescó eso, ¿verdad? —preguntó.

—Sí —dijo Harry bruscamente—. Con mi ayuda.

—Bastante bien para una principiante —comentó Sirius.

—Supongo —dijo el joven sin comprometerse. Pasaron unos momentos de silencio entre ellos y Harry no pudo soportarlo más—. Está bien, Sirius. ¿Por qué no dices lo que quieres decir?

Sirius se encogió de hombros.

—No tengo idea de lo que estás hablando, Harry. No iba a decir una palabra sobre nuestra invitada. Solo iba a preguntarte cómo fue el viaje a Gran Ábaco esta mañana.

—Sí —resopló Harry—, claro.

—Enserio—dijo Sirius a la defensiva—. Estás de mal humor. Por supuesto que no parecías estar así hace unos minutos con... Hermione, ¿verdad?

Harry puso los ojos en blanco.

—Sí, se llama Hermione. La ayudé a pescar. Fin de la historia.

Sirius asintió con la cabeza.

—Bueno, entonces te dejaré terminar con eso. Creo que puedo dar un paseo... ver a dónde me lleva...

Harry levantó la vista del fregadero.

—Sirius... —dijo en tono de advertencia.

—Hasta luego, Harry —dijo Sirius, sin mirarlo.

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Hermione estaba en la cocina a punto de preparar un almuerzo rápido cuando sonó el timbre. Dejó su plato sobre la mesa y caminó rápidamente hacia la puerta. No fue Jack quien la saludó cuando abrió la puerta, sino un hombre mayor con barba y pelo oscuro. Llevaba pantalones cargo cortos y una camiseta blanca. Aunque estaba vestido de manera informal, tenía un aire de distinción y un brillo travieso en sus ojos. Él le sonrió cálidamente a Hermione y aunque ella no sabía por qué, le agradó el hombre de inmediato.