12. No Lo Dejes Ir

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No Lo Dejes Ir

No tienes que quedarte con alguien
Quien te haga llorar
Terminarás matando todo el amor que tienes dentro
No puedes esperar ver el sol
Si no abres los ojos
Chica, no dejes al amor verdadero ir

(Boyz II Men, "Pass You By")


Había pasado una semana. Una semana terriblemente larga y espantosa. No había habido contacto. Ni siquiera se habían visto una vez, gracias a una cuidadosa planificación por parte de Harry. Se propuso dejar la isla a primera hora de la mañana y no regresar hasta pasada la medianoche.

A pesar de que no la había visto ni hablado con ella en días, Hermione estaba en su mente todo el tiempo. Se preguntaba cómo estaba. A veces, se preguntaba cómo era su relación con Ron. Seguía tratando de imaginarlos juntos y simplemente no podía. Conocía a su mejor amigo y había llegado a conocer a Hermione. Parecían las dos personas menos propensas a enamorarse. Por supuesto, estaba esa vieja tontería sobre que los opuestos se atraen, pero Harry nunca había puesto mucha fe en eso.

Incluso había pensado más de una vez en decirle a Hermione la verdad sobre Ron. Sería tan fácil mostrarle las cartas. Pero no se atrevía a hacerlo. A pesar de lo que había hecho Ron, seguía siendo el mejor amigo de Harry. Y el ojiverde no quería "tener" a Hermione de esa manera. Tenía la sensación de que si le mostraba las cartas; puede que no la "tenga" en absoluto. Además, razonó que no era realmente su lugar decirle a Hermione lo que estaba haciendo Ron.

Tampoco había respondido a la última carta de Ron. ¿Qué le habría dicho? Tal vez algo como: Ron, ¡mentiroso de mierda! ¡No te mereces a alguien tan maravillosa, inteligente, hermosa, dulce, encantadora e increíble como Hermione! ¡Ella vale mucho más que esas otras chicas con las que la engañaste! Ah, por cierto, me he enamorado de tu novia. ¡Cuídate!

Esa no era una carta que pudiera verse a sí mismo escribiendo sin revelar la situación.

Sin embargo, no había estado completamente a oscuras sobre lo que había estado haciendo Hermione. Sabía que había aceptado la oferta de Eva de trabajar en Café Oceana ya que Sirius se lo había mencionado el otro día. Harry no había respondido nada porque, en ese momento, no estaba hablando con su padrino. Sin embargo, sí sabía que Sirius había estado llevando a Hermione de ida y vuelta a Gran Ábaco para que pudiera trabajar en el café.

Harry había pasado la mayor parte del día en el barco, pescando. Las altas horas de la noche y las primeras horas de la mañana comenzaban a alcanzarlo y decidió dormir una buena siesta mañana por la mañana. Sabía que era tarde, pero esperaba que Café Oceana todavía estuviera abierto para poder comer algo antes de regresar a casa. Supuso que Hermione ya había trabajado en el turno de día y no haría ningún daño ir ahora.

El restaurante estaba casi vacío, salvo por una pareja sentada en el fondo compartiendo una botella de vino. Harry se sentó en el mostrador y se reclinó en el taburete. Luego escuchó una voz. Su voz.

—Hola —dijo en voz baja.

Él miró hacia arriba e instintivamente, le sonrió. Se veía tan hermosa como la recordaba. Llevaba una camiseta blanca sencilla con cuello en V y pantalones negros. Tenía el pelo recogido en una trenza y llevaba un medio delantal alrededor de la cintura. Durante mucho tiempo, se miraron el uno al otro, sin decir una palabra.

—Es realmente bueno verte —dijo Hermione. Al mismo tiempo, Harry dijo— Me había olvidado que trabajabas aquí...

Ambos rieron nerviosamente y apartaron la mirada.

—Pareces muy buena en esto —dijo finalmente Harry, sonriendo.

Ella se relajó y le devolvió la sonrisa.

Gota en el Océano [Harmione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora