Gota en el Océano [Harmione]

9. Gota en el Océano

Gota en el Océano

"El amor me tomó de la mano
El amor me tomó por sorpresa
El amor me condujo hacia ti
Y el amor me abrió los ojos

Y yo estaba a la deriva
Como una gota en el océano
Y ahora me doy cuenta de que
Nada ha sido tan hermoso
Como cuando vi los cielos del paraíso
En tus ojos"

(Michelle Branch, "Drop in the Ocean")

Max's era uno de los lugares nocturnos más populares de la isla y a Harry le gustaba principalmente por la música y las mesas de billar del último piso. Pasaba la mayor parte de su tiempo arriba jugando al billar y rara vez salía a la pista de baile. Se preguntó por un momento si Hermione sabía jugar al billar y si no, se pasaría la noche enseñándole. Con suerte, ella no querría bailar.

Estaba esperando en Café Oceana a que Hermione bajara las escaleras, donde ella y Eva habían desaparecido hacía más de una hora, y Harry había regresado a casa para prepararse para la noche que se avecinaba. Se sorprendió bastante al descubrir que estaba preocupado por lo que vestía y lo que ella pensaría de él. Mientras se preparaba, llegó una lechuza gris con un paquete de cartas enviadas por Lupin. Harry solo tuvo tiempo de abrir el paquete y ver que había dos cartas, una de Lupin para Sirius y otra de Ron para Harry. No tuvo tiempo de abrir la carta, así que la dejó sobre la mesa antes de salir de la casa.

Harry estaba actuando como si fuera una cita a pesar de que se aseguró a sí mismo que era lo más lejos posible de una cita. Aunque le había admitido a Sirius que le gustaba esta chica, todavía no sabía qué iba a hacer al respecto. Por un lado, ella tenía novio y Harry no solía perseguir a la chica de otro tipo. Eso era solo buscar problemas... problemas que Harry no quería ni necesitaba.

—¿Cuánto tiempo puede tardar alguien en prepararse? —Harry preguntó con impaciencia.

—Muchacho, tienes mucho que aprender —rio Sirius para sí mismo. Él y Eva tenían planeada una noche tranquila y aunque Sirius quería estar allí para ver qué sucedía, Eva le había dicho, en términos muy claros, que no debía entrometerse, o si no... Sirius no sabía qué significaba "o si no", pero miró los ojos de Eva y tuvo la sensación de que no quería saberlo—. Las mujeres tienden a ponerse un poco... quisquillosas cuando se preparan para salir a una cita. De todos modos, ¿para qué te estoy diciendo esto? No es como si nunca antes hubieras tenido una cita.

—Espera —dijo Harry a la defensiva—. Esto no es una cita.

Sirius lo miró fijamente.

—Eres un tipo. Vas a llevar a una chica a un club. De donde yo vengo, Harry, esa es una cita.

—Ella me está ayudando a tratar de quitarme de encima a Maureen —dijo Harry, sentándose junto a Sirius en el mostrador—. Eso es todo.

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—Toma este pañuelo y seca tu lápiz labial —dijo Eva, entregándole a Hermione el Kleenex que acababa de sacar de la caja. Acababan de terminar de maquillar a Hermione y ella estaba satisfecha con el resultado. Ciertamente no se había excedido y, en lugar de parecer maquillada, parecía natural. Hermione honestamente no sabía por qué Eva se estaba metiendo en tanto lío. Ni que fuera una "cita".

En el momento en que vi ese vestido supe que te quedaría genial —alagó Eva. Hermione se sonrojó pero tenía que admitir que el vestido le quedaba bastante bien. Era de un color rosa brumoso y tenía pedrería intrincada a lo largo de los tirantes y el corpiño. Era suelto para que fuera cómodo, pero también acentuaba cada curva y línea de su cuerpo. El color complementaba su tono de piel y el bronceado que se las había arreglado para conseguir los pocos días que había estado en las islas. El vestido era corto, pero ciertamente no hacía que Hermione se sintiera incómoda. En pocas palabras, el vestido se adaptaba perfectamente a su estilo y cuerpo.