Ya era hora de levantarse, y estaba con muy poco ánimo. Me levanté apenas unos minutos antes y me fui a trabajar sin comer nada, no tenía apetito.
A penas me vio entrar, Vicky se me acercó muy preocupada.
-¿Qué pasa amiga? Te ves cansada y triste -me dijo agachada a mi lado.
-Todo amiga, todo pasa -le dije con los ojos rojizos, como a punto de llorar. Hoy, luego del trabajo, le prometí a Zoe que la ayudaría con los preparativos de la boda. Y claro... -le dije mientras me ponía de pie y las lágrimas caían por mi rostro. Por supuesto que esos preparativos deben ser probarse el vestido de novia o elegir las argollas o ver el pastel o... Amiga... no puedo con esto, no sé por qué le dije que sí -le dije mientras me tocaba la frente con la mano.
-Amiga, fue porque te estabas haciendo la fuerte, la que no le importaba -me dijo Vicky poniendo sus manos en mis hombros. Pero tranquila amiga, si quieres hablo con ella para decirle que estás indispuesta y que no podrás ayudarla hoy.
-¿Y qué pasará mañana?, ¿inventaremos otra cosa? ¿Estaré dos semanas excusándome hasta el día de la boda? Amiga, esto duele, pero creo que sería aún peor hacer eso. Además, no quiero que se entere de lo que siento o tendré que salir de la agencia y podría generarle grandes problemas a Thomas -le dije, ya más calmada, mientras me secaba las lágrimas. Ya, volvamos al trabajo, basta de dramas -le dije mientras me sentaba en mi escritorio.
Estuvimos toda la tarde trabajando aunque yo estaba algo desconcentrada. Vicky me obligó a comer aunque a penas toqué mi plato. Ella se preocupa mucho por mí, es una gran amiga.
Ya era hora de salir, a las seis en punto recibí un llamado a la oficina.
-Anna Brown -dije seria.
-Anna, soy Zoe. Te espero abajo en los estacionamientos, nos vemos -me respondió ella muy entusiasmada.
-¿Llegó la hora? -me dijo Vicky mientras cortaba el teléfono.
-Si amiga, allá voy -le dije triste, pero decidida, no iba a permitir que se me notara con Zoe.
Bajé a los estacionamientos, y allí estaba ella, despidiéndose de Thomas. Agitaba su mano para despedirse, que suerte que aún no presenciaba un beso. ¿Ya la habrá besado? Ay, que tonta soy, en dos semanas serán marido y mujer, es obvio que ya la había besado. Espero no tener que verlo nunca.
Thomas me miraba mientras Zoe se acercaba a mí. Su mirada era triste, así que sólo lo esquivé, ¿qué ganaba mirándolo? Sólo nos hacíamos más daño.
Zoe se acercó a mí con su hermosa sonrisa y me pidió que la siguiera en mi auto.
Ella se subió al suyo, y yo mientras me subía al mío noté algo extraño. Esa maldita comehombres de Andrea se le acercó a Thomas con su cigarrillo en la mano. Thomas se veía muy nervioso y miraba a todas partes. Quería seguir mirando, algo tramaban, pero Zoe comenzó a mover su auto y tuve que seguirla.
Luego de un rato siguiéndola, al fin llegamos a una tienda, era enorme, y como era de esperar, estaba lleno maniquíes vestidas de novia en el aparador. Estábamos en "Bride Palace".
Entramos y era el paraíso de las novias, nunca había visto tantos vestidos. Me dijeron que me sentara en un sofá mientras Zoe iba a ver algunos.
Zoe era estupenda, así que todos los vestidos le quedaban preciosos, pero no fue hasta el último vestido, que no pude seguir ocultando mis sentimientos.
-¿Cómo me veo? -dijo Zoe, mirándome, sonriendo y esperando una respuesta.
-Te ves... preciosa -dije mientras se me caía una lágrima por la mejilla que sequé de inmediato. Se veía tan feliz y de repente me sentí tan desdichada.
-¡Pero no llores! -dijo Zoe corriendo hacia a mí con su enorme vestido, se sentó a mi lado y me tomó de las manos. ¡Decidido! Serás mi dama de honor -me dijo sonriendo feliz. ¿Te gustaría?
-...claro -dije sin saber que hacer mientras Zoe me abrazaba sin poder más de felicidad.
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Septiembre©
RomanceAnna, una diseñadora de 32 años, ha pasado la última década en soledad. Cuando ya había perdido completamente las esperanzas de encontrar el amor, conoce a Thomas un hombre guapo y publicista, hijo del dueño de la agencia donde trabaja. Ambos se gus...