Al día siguiente no me quise levantar de la cama. Llamé a Vicky para que me excusara en el trabajo y con Zoe, ya que se suponía que iríamos a ver el cóctel de la boda.
Estuve todo el día en la cama, no hice nada, sólo pensaba y dormía. No sabía cómo enfrentar el momento en que tuviera que mirar a los ojos a Thomas otra vez, no quería verlo, estaba muy decepcionada.
A las nueve de la noche tocaron a mi puerta.
-¡Pizza! -gritaron.
-Ay, si yo no pedí ninguna pizza -pensé. Y me levanté con toda la flojera del mundo y con todo el cabello enmarañado.
-Yo no pedí ningu... ¡Brandon! -grité y le cerré la puerta en la cara al pobre.
Fui al baño a peinarme el cabello, me puse algo de maquillaje y me coloqué un vestido rosa. No, pero qué vergüenza, Brandon me había visto en el peor momento.
Fui nuevamente a la puerta para abrirle y ahí estaba, esperando paciente.
-Anna, mira lo que traje -dijo entusiasmado mostrándome la pizza y una botella de champaña en sus manos. Wow, te ves hermosa -me dijo sonriendo.
Aunque también te veías hermosa antes, con todo ese cabello desordenado y tu pijama -dijo y me sonrió como burlándose.
-Que pesado eres -le dije sonriendo golpeándole el brazo.
-Y... ¿dónde nos ponemos? -me dijo mirándome.
Nos sentamos en la alfombra y comimos sobre la mesa de centro. Estábamos muy relajados, Brandon se había quitado su abrigo y sus zapatos, y estábamos a media luz en la sala. Bebimos champaña y de repente sentí que se me subió a la cabeza.
No recuerdo bien que pasó, sólo sé que estábamos hablando tonterías cuando de repente, ya estábamos besándonos. Brandon era muy apasionado, me encantaron sus besos. Pero no eran como los de Thomas, no pude evitar comparar.
Brandon, era todo un hombre, me besaba como si fuera el último de los besos. Sentía cómo su lengua se movía dentro de mi boca, era todo un profesional. Sólo con besarme me hacía despertar la curiosidad, así que le quité la camisa. Tenía un cuerpo soñado, era mucho más trabajado que el de Thomas. Y... ¿por qué seguía pensando en él?
Nos seguimos besando, pero no pude evitar detenerme.
-Brandon, es mejor que nos detengamos -le dije alejándolo de mí. Creo que vamos demasiado rápido y tú sabes lo que siento por Thomas, lo siento -le dije levantándome de la alfombra. Creo que es mejor que te vayas.
-Está bien, entiendo -dijo Brandon mientras se colocaba la camisa. De verdad lo siento, traté de controlarme, yo... lo siento -dijo preocupado.
-Tranquilo Brandon, si me gustó y yo permití que pasara -le dije acariciándole la mejilla. Me gustas Brandon, pero hasta que no resuelva mi relación con Thomas, no podré estar con otro hombre. Espero comprendas -le dije mirándolo a los ojos y sonriendo mientras él se colocaba los zapatos.
-Por supuesto Anna, yo puedo esperar -dijo mientras tomaba su abrigo. Que tengas buenas noches, adiós -dijo sonriendo mientras salía por la puerta.
-Qué noche más loca -me dije suspirando, mientras me sentaba en el sofá.
Ordené las cosas y arreglé mi casa, era un real desastre, no iba a permitir que esa estúpida boda siguiera afectando mi vida. Thomas dormía tranquilamente en su casa, ¿por qué yo tendría que arruinar mi vida por un hombre?
¡Decidido! Mañana volvía a la agencia y no permitiría que nada más me afectara.
Seguiría con mis labores de dama de honor y en una semana celebraríamos ese matrimonio.
Creo que puedo darle una oportunidad a Brandon, Thomas no es el único hombre en la tierra, además no es mío, jamás lo fue. Siempre estuvo comprometido con Zoe, y Zoe es una gran chica.
A partir de hoy basta de sufrimiento, la historia con Thomas nunca podrá ser, así que es mejor aceptarlo.
-Desde mañana, todo será mejor -pensé mientras cerraba los ojos para dormir.
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Septiembre©
RomanceAnna, una diseñadora de 32 años, ha pasado la última década en soledad. Cuando ya había perdido completamente las esperanzas de encontrar el amor, conoce a Thomas un hombre guapo y publicista, hijo del dueño de la agencia donde trabaja. Ambos se gus...