Capítulo XXI: Nuestra Última Noche

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 Cuando nos detuvimos, Thomas me quedó mirando a los ojos.

-Creí que te habías olvidado de mi -dijo Thomas sonriendo.

-¿Por qué? -dije sonriendo mientras ponía mis brazos alrededor de su cuello.

-Porque estás saliendo con ese tal Brandon -dijo molesto.

-¿Y? Tú vas a casarte -dije muy seria.

Thomas, se alejó de mí y me miró a los ojos a distancia.

-Te vi besándolo -dijo serio.

-¿Qué? -dije extrañada.

-Sí, te vi. Ese día que saliste corriendo del bar te seguí, pero ese idiota llegó primero y los vi. Me volví loco de rabia, hasta discutí con Zoe -dijo molesto.

-¿Me estás culpando? -dije molesta.

-¡No! No es eso -dijo molesto mientras se acercaba a mí. Es sólo que... -se detuvo un instante. Morí de celos Anna, muero de celos con sólo imaginar que otro hombre te bese, te toque, te desee. Desde esa noche en el bar no he podido dormir. No dejo de pensar en ti... hasta sueño Anna -dijo tomándome las manos. Sueño que me voy contigo a algún lugar muy lejos de aquí, sin preocupaciones, sin complicaciones.

-Te amo Anna -dijo poniendo su rostro muy cerca del mío y mirándome a los ojos. Zoe es una buena mujer, pero sólo tú -dijo tomando una de mis manos y poniéndola en su pecho. Sólo tú estás aquí.

Nos quedamos mirando y sabíamos con exactitud donde debíamos ir. Nos subimos a nuestros autos y condujimos bajo la lluvia.

Estábamos en mi departamento. Nos quitamos la ropa mojada y Thomas se acercó a mí, estaba muy cerca. Comenzó a tocar mi piel desnuda suavemente, desde mi cuello con la yema de sus dedos. Comenzó a rosar sus labios en mi cuello, sentía su cálida respiración sobre mi piel. Me tomó y me llevó a la cama, se acercó a mis labios lentamente, respiraba sobre mí. Estaba envuelta en erotismo. Comenzó a besarme lentamente, me besó el cuello y así comenzó a bajar por mi cuerpo. Yo temblaba de placer, sentía cada parte de su cuerpo rosando el mío, su cálido cuerpo estaba adosado al mío. Sólo Thomas sabía tocarme así. Yo también lo tocaba, tocaba sus pectorales, su abdomen y fui bajando para entregarle placer a él también. Nunca había sido tan apasionada, estaba totalmente entregada, y ya no había pudores con Thomas. Podía hacer el amor con él y sentirme libre, me entregaba a Thomas por completo.

Cuando acabamos, nos quedamos abrazados y nos mirábamos a los ojos sin decir nada. Hasta que lo dije.

-Te amo -dije mientras le sonreía.

Thomas me miró emocionado, creo que no se lo esperaba.

-Yo también te amo Anna -dijo y me besó la frente.

Nos quedamos dormidos, y como era de esperar, a la mañana siguiente Thomas ya no estaba conmigo.

Esa había sido nuestra última noche juntos.

Septiembre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora