-¡¡ ¿Qué?!! -exclamé.
-Sí, lo siento Anna, lo que pasa es que debo ir a recoger a mis padres al aeropuerto. Por eso no puedo ir yo. Por favor Anna, es el último favor que te pido -me dijo Zoe mirándome con esa cara de niña, no me podía negar.
-De acuerdo -le dije sonriendo resignada.
Estuve toda la tarde nerviosa, de verdad no quería hacer ese favor.
-¿Te pasa algo Anna? -me dijo Vicky curiosa.
-No, nada, sólo estoy cansada -dije sin mirarla. Anoche estuve con Brandon -le dije mientras seguía trabajando.
-¡No lo creo! -dijo emocionada. ¿Ya están saliendo?
-Mmm, algo así -le dije sonriendo.
Creo que mejor debería haberme quedado callada, sólo con ver su cara sabía que estaba soñando despierta con mi boda con Brandon.
Ya era hora de irse, así que tomé mi auto y me dirigí a la dirección que Zoe me había dado.
Me costó mucho llegar porque estaba lloviendo muy fuerte, había tráfico en todas partes.
Llegué a la dirección, era una tienda de ropa masculina. Entré y me acerqué al mesón del vendedor.
-Hola, disculpe. Me enviaron a recoger un traje de novio a nombre de Thomas Hammilton -le dije al vendedor.
-Allí está su traje -me dijo indicando detrás de mí.
-Anna -dijo una voz sorprendida.
Me giré y era Thomas. Thomas en su traje de novio. El hombre que había dormido con Andrea, el que se casaría con Zoe, el que tenía mi vida de cabeza, estaba parado frente a mí en su traje negro... que guapo se veía.
No supe cómo reaccionar, así que salí corriendo de la tienda en plena lluvia. Sólo quería llorar.-¡Anna! -gritó Thomas corriendo tras de mí. ¡Anna, detente!
Yo me detuve, sentía que su voz paralizaba mi cuerpo.
Thomas se acercó lentamente a mí y me abrazó por la espalda. Hace tanto tiempo que no sentía su cuerpo cerca del mío, que no podía moverme. Sin embargo, de pronto comencé a tener recuerdos de la conversación que escuché de Andrea.
-No me toques, ¡aléjate de mí! -le dije gritando y quitándome sus manos de encima.
-¿Qué pasa Anna? Si tú siempre supiste que esto pasaría -decía Thomas agarrándose la cabeza como desconcertado. Tú fuiste la que quiso seguir con esto. Tú sabías que yo era un hombre comprometido, jamás te oculté nada -me dijo tomándome el rostro con las manos y mirándome a los ojos.
-¿Jamás me ocultaste nada? ¡Dormiste con Andrea, idiota! -le dije mientras le golpeaba el pecho con todas mis fuerzas.
Thomas me tomó fuerte las manos y me dio un abrazo mientras yo lloraba desconsolada bajo la lluvia.
-Lo siento Anna, no sabes cuánto me arrepiento de haberlo hecho -me dijo mirándome a los ojos mientras una lágrima caía por su mejilla. Lo siento Anna -dijo mientras se agachaba delante de mí y me abrazaba pegando su mejilla a mi abdomen. Era la única forma de evitar un escándalo en la compañía. Andrea me amenazó con contarlo todo. Y si Zoe se enteraba, se arruinaría la fusión y de paso, arruinaría a mi padre. No sabes cuánto le debo Anna, le debo mi vida a ese hombre. Él aceptó a una mujer sola con un hijo. Mi madre... -decía llorando y pegado a mí. Mi madre no tenía dinero, ni apellido, no teníamos nada. Yo tenía 6 años cuando lo conocí Anna, y antes de él, vivíamos en la miseria. Él nos aceptó, nos dio un hogar... y amó a mi madre hasta el día de su muerte. A mí me quiso como a un hijo, me dio estudios, viajé por el mundo, y ahora sólo tenía que retribuir todo lo que me ha dado, casándome con la hija de su socio.
Thomas se puso de pie y volvió a tomar mi rostro con las manos. Si no fuera tan complicado, te juro que yo te hubiera elegido Anna. Tú eres lo mejor que me ha pasado, pero no puedo traicionar a mi padre. Sólo quedan unos días para la boda y te juro... -dijo llorando con frustración. Te juro que no puedo.
Yo lo quedé mirando y sin saber qué hacer, decidí irme. Sabía que ese era definitivamente el fin de nuestra relación.
Caminé hacia mi auto cuando de repente escucho gritar a Thomas.
-¡Anna! -gritó detrás de mí.
Yo me giré y nos quedamos mirando fijo a la distancia, mientras la lluvia nos seguía mojando.
-Anna Brown. ¡Te amo! -me gritó.
Yo quedé tan sorprendida y a la vez tan feliz, que me dije a misma "este es tu último momento con Thomas, sólo hazlo". Así que corrí a sus brazos y salté sobre él. Nos fundimos en un profundo beso de amor que jamás olvidaré. Nos besamos bajo la lluvia hasta que nos cansamos. Nos miramos y sonreímos juntos. Creo que ambos olvidamos por un momento todas las barreras que nuestro amor tenía.
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Septiembre©
RomanceAnna, una diseñadora de 32 años, ha pasado la última década en soledad. Cuando ya había perdido completamente las esperanzas de encontrar el amor, conoce a Thomas un hombre guapo y publicista, hijo del dueño de la agencia donde trabaja. Ambos se gus...