Tracy Roth es una estudiante destacada que termino ganando un pasaje de trabajo directo a Enterprises Crowell, una empresa en la que se destaca por solo tener trabajadores hombres.
¿Por qué?
Digamos que es una orden rígida y dictada por el magnate...
Esa noche me quedo con él así como me lo pidió, me quedo a su lado, aunque no sé si haremos exactamente lo que yo espero.
O si lo intentaremos.
Estoy nerviosa, mucho más nerviosa que cuando me pidió que viniera a comer una cena preparada por él y que resulto siendo comida japonesa.
Dominic me guía hasta la habitación, una habitación, amplia, con una cama de dos plazas y fundas color negras por encima mientras las sabanas dobladas que logro ver son de color blanco como las que cubren las almohadas.
También hay cuadros dentro del cuarto, un hermoso cuadro de naturaleza en la pared donde se encuentra la cabecera, hay bastante espacio y un balcón que señala directo a la ciudad y de donde se ve una vista expendida, cerrada por ventanas que van desde el suelo hasta el techo.
Pongo la mirada en la cama y al girarme descubro a Dominic mirándome.
Vergüenza va directo hacia mí.
Pero el solo sonríe, se acerca a su armario color negro, con un montón de cajones y por lo que puedo ver abierto hay varias camisas y sacos.
Dominic abre un cajón y saca una camiseta ploma, me la entrega y nerviosa se lo acepto.—Gracias.
Solo van a dormir, Tracy.
¿Y si no quiero dormir?
—Puedes usar el baño si te sientes más cómoda.
Le tomo la palabra, ingreso al baño y cierro la puerta detrás de mí, empiezo abriendo el cierre por detrás, pero el seguro está metido hacia adentro en mi torpeza por vestirme rápido mientras elegía que ponerme.
Nerviosa salgo del baño, Dominic se encuentra en boxers.
Madre mía.
—¡Dios!.—Grito girándome.—Lo siento.. lo siento.
—¿Tracy?
—No.. no—Tartamudeo.—No alcanzo el cierre .. ¿Podrías..
El ya está acercándose a mí.
—¿Puedes enderezar la espalda?
Ahora parezco yo la que tiene una fobia.
Asiento con la cabeza y me paro correctamente, las manos de Dominic me tocan atrás, en el cierre, lo hace lento metiendo la mano dentro de mi vestido, siento su aliento, su calor por detrás y mis ojos se cierran.
Mi corazón vuelve a acelerarse, Dominic logra sacar el cierre y lo baja, siento como atrás mi espalda deja de apretar.
—¿Es todo?
Asiento con la cabeza y sin agregar nada, regreso al baño, antes de cerrar la puerta mi mirada se encuentra con la suya.
Me quedo en silencio y llevo las manos a mi pecho, mis latidos no dejan de crecer.
Trago saliva y me miro en el espejo, comienzo a desvestirme, me quito el vestido luego el apretado sujetador, termino liberando mis pechos y si estos pudieran hablar estarían agradecidos.
Me coloco la camiseta que me presto, la acomodo y me subo un poco en la cintura para poder bajar..
Mis dedos se detienen.
¿Qué haces?
¿Debo quitármelas?
Un momento.
Miro dentro de ellas.
Estoy depilada, dios mío, pero ya han pasado días y puedo ver pequeños bellos creciendo.
Me muerdo el labio y me lleno de vergüenza, no por esto, sino porque soy tan pervertida que estoy imaginando sus labios sobre mí y justo ahí, mientras ese hombre maravilloso que está esperándome dentro de su habitación debe estar preocupado en cómo actuar y lo último que debe pasar por su mente son los pensamientos pecaminosos que yo tengo ahora mismo.
Trago saliva.
Golpean la puerta y me sobresalto.
—¿Todo bien, Tracy?
Trago saliva una vez más.—Enseguida salgo.
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Llego a la habitación unos minutos después y lo encuentro de pie, Dominic ya se encuentra cambiado, ropa de dormir, como un buzo del que fácilmente podría notar el tamaño de su erección y no trae camiseta.
Él me sonríe despacio.—¿Qué lado de la cama prefieres?
Estoy nerviosa otra vez, me acerco al lado derecho y cojo una almohada.
—De acuerdo.
—¿Estas bien con esto?.—Le pregunto.
Los ojos azules de mi novio me observan.
—Lo estoy.
Con esa respuesta ambos terminamos metiéndonos dentro de la cama, Dominic después de apagar las luces, mi corazón se acelera al girarme a su lado y muy despacio tomo su mano, su mirada se mantiene sobre la mía.
Ya no le pregunto si está bien con eso y espero no haberme equivocado.
Además el parece manejarlo mejor.
Él me sonríe y se acerca un poco, soy capaz de tomarle el rostro cuando se sube encima, no me toca, solo se sube encima logrando un espacio entre nuestros cuerpo, al menos hasta que yo me atrevo a subir las manos a su rostro.
Acaricio suavemente mientras sus ojos se cierran.
Yo sonrio, acaricio su barbilla con rastros de una barba a punto de crecer, los ojos de Dominic se abren y se juntan despacio mientras sus labios van sobre los míos.
Nos besamos despacio y poco a poco ese beso para mi sorpresa, comienza a crecer, mi mente se nubla y me atrevo a dejarme llevar y subir el beso.
Mis manos quedan sobre su rostro y mi corazón late emocionado, yo me siento feliz, muy feliz.
—Dominic...—Jadeo sobre su boca.
Separamos nuestros labios.
—Gracias por esperarme, Tracy.—Pronuncia mirándome los ojos.
Mi sonrisa crece, nos miramos unos instantes antes de que el vuelva a besarme y mis manos ahora se cuelgan sobre su cuello.