Tracy Roth es una estudiante destacada que termino ganando un pasaje de trabajo directo a Enterprises Crowell, una empresa en la que se destaca por solo tener trabajadores hombres.
¿Por qué?
Digamos que es una orden rígida y dictada por el magnate...
Ninguno dejó nada en el coche, no se ni como se las arregló a el para manejar, aunque lo cuide todo lo que pude, me aseguré de hacerlo.
Ingresamos a su departamento, Dominic deja la llave sobre la mesa.
—Dominic…
—Estoy cansado, quiero irme a dormir. —Pronuncia dándome la espalda. —Quisiera estar solo, Tracy.
—No voy a dejarte solo. —Respondo de inmediato. —Gritame, insultarme, patalea o reniega, no hay forma de que hoy te deje solo.
Observo su espalda tensarse.
—Gracias. —Es lo único que me dice antes de dirigirse a la habitación.
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¿Cómo pueden existir mujeres como la madre de Dominic?
¿Cómo puede alguien hacerle daño a un niño que ni pasa ni los dos números de edad juntas?
¿A que punto.. puede estar enferma una persona para hacerle eso a un menor de edad?
Trago saliva y por más que busco explicaciones no las consigo, la madre de Dominic lo lastimaba.
Lo lastimaba por un par de pastillas.
Dios míos.
Me paso las manos por la cara y todavía siento mis lágrimas secas, las que no me he limpiado.
Me pongo de pie y voy a la habitación, está entreabierta, así que encontró.
Dominic está despierto.
Me acerco a la cama y me acuesto a su lado, le rodeó la cintura con los brazos con delicadeza, Dominic me coge la mano y la toma entre las suyas.
Me quedo así, con el, porque es lo que necesita ahora.
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—Todo este tiempo creí que yo tenía un problema.
Claro que no, Dominic es perfecto.
Veo las lágrimas en las esquina de sus ojos, estas caen y levanta la mirada hacia mi.
—Lo peor de descubrir esto es que no fuiste mi primera vez como creí, lamento haberte echo creído que si.
—Yo soy tu primera vez, Dominic. —Le aseguro.
Sus ojos me observan.
—Ninguna de esas mujeres reemplazarán lo que sentiste al estar conmigo, mi amor. —Pronuncio. —Yo soy tu primera vez.
—Tracy…
—Lamento mucho todo esto y que te enterarás de ese modo, eres un niño y no merecías lo que te pasó.
Las lagrimas vuelven a caer.
—Pero yo no soy ninguna de esas mujeres y tampoco soy tu madre biológica, yo jamás te haría daño.
El aprieta mi mano.
—Jamás podría hacerte daño porque estoy enamorada de ti.
Sus ojos se abren. —Tracy..
Me limpio las lágrimas. —Estoy enamorada de ti, Dominic, así que por favor solo piensa en las cosas buenas que tienes, no en el pasado.
El me escucha en silencio y yo sigo.
—No te concentres en el dolor que te produce el pasado sino en todo el amor que tienes hoy en el presente.
El me besa y una lágrima cae por mi mejilla, Dominic me coge el rostro.
—Eres todo lo que quiero, Tracy.
—Y tu el mío.
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Creí que todo estaba bien.
Así que después de que me besara, yo creí que lo estaba.
—Dominic…—Golpeo la puerta del baño y esta se abre.
Mi corazón cae y el alma sale de mi cuerpo.
—¡Dominic!
Caigo hacia el, donde se encuentra, en el suelo inconsciente y lo que más me aterra es las pastillas que hay en el sueño junto a un frasco de esas mismas pastillas para dormir casi vacías.
—No.. Noo.no..
El corazón me duele.
—Pero.. que hiciste.. Dominic, no, por favor, no.. —Sollozo. —No, por favor, no..
