Capítulo 1: El comienzo

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Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que Sofía quedó huérfana, creció en una diminuta casa en un pequeño pueblo de Inglaterra, acompañada de Rose; una cuarentona un tanto antipática.

Desafortunadamente, Sofía jamás pudo encontrar algún dato sobre su origen, nadie sabía absolutamente nada, sus padres parecían haber sido tragados por la tierra. La chica no contaba con un apellido y su nombre era de dudosa procedencia, nunca preguntó pero suponía que había sido elegido por Rose.

Rose era una especie de tutora extraña, los primeros años cuidó de Sofía tiempo completo pero a medida que la niña fue creciendo y aprendió a cocinarse y limpiar, la fue dejando sola poco a poco. La cuarentona visitaba a Sofía dos días a la semana, para comprobar que siguiera con vida, y se volvía a ir.

Sofía desde pequeña supo que ella era una bruja ya que además de nacer en el mundo mágico, Rose no se molestaba en ocultar que podía hacer magia y le había contado a Sofía sobre Hogwarts, escuela donde la niña estudiaría pronto, además le había enseñado a leer y le regaló unos cuantos libros sobre pociones, hechizos, historia de la magia y demás cosas que a Sofía le parecían muy interesantes.

Desde que Sofía supo sobre la magia, jamás paró de leer y aprender todo lo posible para el día en el que entrara a Hogwarts, quería ser la mejor hechicera que el mundo mágico había tenido.

A pesar de tener diez años, la magia de la chica no se había manifestado, recordaba día tras día las palabras de Rose: «Es extraño que aún no hayas hecho algo mágico, en mi caso supe que era maga a los siete años, cuando sin querer hice explotar los libros de mi padre. Quizás seas una squib o se hayan equivocado y seas una muggle infiltrada en el mundo mágico»

A Sofía le dolían esas palabras, si ella no era maga, no tenía nada que hacer en ese lugar, seguramente debería irse con los muggles y ella no sabía nada sobre ellos, tan solo pensar en eso, la aterraba.

Pero la chica aún tenía esperanzas, jamás las había perdido, Sofía aún con lo difícil que fue su infancia siempre fue positiva, amable y extrovertida.

Sofía tenía pelo negro, el cual caía como cascada hasta su cintura, su piel era morena y tenía ojos marrones. Era delgada y un poco baja, y usaba ropa vieja que le proporcionaba el Ministerio de Magia. La única cosa que a Sofía le gustaba de su apariencia eran aquellos cuatro lunares en su mejilla izquierda, Sofía solía pensar que si los conectaba entre sí, formarían una constelación de estrellas.

Cuando al fin tuvo once años de edad, Sofía esperaba con ansias su carta de Hogwarts, pronto llegaría el mes de Julio así que deberían estar por mandar las cartas.

Pronto tendría la suya en sus manos.

Pero ese día nunca llego, al acercarse la fecha lo único que recibió fue una carta del director Albus Dumbledore donde decía que ella estudiaría desde su casa, pues Hogwarts no podía aceptarla.

Quedó destrozada, su único sueño era asistir al colegio, y no la querían allí, no lo entendía, ni siquiera se habían molestado en explicarle el porqué de ello, simplemente la excluían. En parte no le sorprendió, sus padres no la quisieron, ¿Porqué la querrían en aquel colegió?

Ella deseaba estudiar con niños y niñas de su edad, tener amigos, estaba harta de estar sola, le dolía no tener a nadie. Pero sus sueños y deseos no importaban, ya lo habían decidido, ella no asistiría a Hogwarts.

Sofía y la cámara de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora