Sofía subió por las escaleras más cercanas y fueron por el largo corredor de los mensajes en la pared, hasta la puerta de los aseos de Myrtle la Llorona.
Myrtle la Llorona estaba sentada sobre la cisterna del último retrete.
—¡Ah, eres tú! —dijo ella, al ver a Sofía—. ¿Qué quieres esta vez?
—Preguntarte cómo moriste —dijo Sofía.
El aspecto de Myrtle cambió de repente. Parecía como si nunca hubiera oído una pregunta que la halagara tanto.
Antes de que pudiera contestar, la puerta del baño se abrió de par en par, dejando ver a un Lockhart completamente asustado y a sus amigos de Gryffindor.
Hicieron pasar a Lockhart delante. A Sofía le hizo gracia que temblara.
—¿Para que trajeron al inútil?— preguntó Sofía, mirando a Lockhart con enojo.
—Podría servir de cebo — contestó Ron.
—Este idiota no sirve ni de cebo..., — susurró la morena y se volteó hasta Myrtle—, estabas por contarme algo.
—¡Oooooooh, es verdad, mi muerte fue horrible! —dijo encantada—. Sucedió aquí mismo. Morí en este mismo retrete. Lo recuerdo perfectamente. Me había escondido porque Olive Hornby se reía de mis gafas. La puerta estaba cerrada y yo lloraba, y entonces oí que entraba alguien. Decían algo raro. Pienso que debían de estar hablando en una lengua extraña. De cualquier manera, lo que de verdad me llamó la atención es que era un chico el que hablaba. Así que abrí la puerta para decirle que se fuera y utilizara sus aseos, pero entonces... —Myrtle estaba henchida de orgullo, el rostro iluminado— me morí.
—¿Cómo? —preguntó Harry.
—Ni idea —dijo Myrtle en voz muy baja—. Sólo recuerdo haber visto unos grandes ojos amarillos. Todo mi cuerpo quedó como paralizado, y luego me fui flotando... —dirigió a Harry una mirada ensoñadora—. Y luego regresé. Estaba decidida a hacerle un embrujo a Olive Hornby. Ah, pero ella estaba arrepentida de haberse reído de mis gafas.
—¿Exactamente dónde viste los ojos? —preguntó Sofía.
—Por ahí —contestó Myrtle, señalando vagamente hacia el lavabo que había enfrente de su retrete.
Sofía, Harry y Ron se acercaron a toda prisa. Lockhart se quedó atrás, con una mirada de profundo terror en el rostro.
Parecía un lavabo normal. Examinaron cada centímetro de su superficie, por dentro y por fuera, incluyendo las cañerías de debajo. Y entonces Sofía lo vio: había una diminuta serpiente grabada en un lado de uno de los grifos de cobre.
—Ese grifo no ha funcionado nunca —dijo Myrtle con alegría, cuando intentaron accionarlo.
—Harry, Sofía —dijo Ron—, digan algo. Algo en lengua pársel.
—Pero... —Sofía hizo un esfuerzo. La única ocasión en que había logrado hablar en lengua pársel fue delante de una verdadera serpiente. Se concentró en la diminuta figura, intentando imaginar que era una serpiente de verdad.
—Ábrete —dijo Harry.
Ron negó con la cabeza.
—Lo has dicho en nuestra lengua —explicó.
Sofía volvió a mirar a la serpiente, intentando imaginarse que estaba viva. Al mover la cabeza, la luz de la vela producía la sensación de que la serpiente se movía.
—Ábrete — dijo esta vez la morena.
Pero ya no había pronunciado palabras, sino que había salido de ella un extraño silbido, y de repente el grifo brilló con una luz blanca y comenzó a girar. Al cabo de un segundo, el lavabo empezó a moverse. El lavabo, de hecho, se hundió, desapareció, dejando a la vista una tubería grande, lo bastante ancha para meter un hombre dentro.
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Sofía y la cámara de los secretos
FantasíaSofía es una niña huérfana, su vida es un gran signo de interrogación puesto que jamás logró saber nada de su familia. Luego de descubrir que era una bruja, la chica se dedicó a aprender todo lo que pudiera para el día en el que entrara a Hogwarts...