Capítulo 11: Esto es guerra

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Sofía apenas pudo dormir aquella noche, su cabeza daba vueltas una y otra vez al rededor de los recuerdos de Tom Riddle, se repetía que el gigante no podía ser el heredero, se negaba a ello. Pero las pruebas decían claramente que Hagrid había soltado a la bestia hace cincuenta años.

¿como podía defender a Hagrid después de ver lo que vio?

Apenas amaneció, Sofía se levantó de su cama, se duchó, luego se colocó su uniforme y agarró sus libros, incluido el diario de Riddle.

Bajo a la sala común, aún no había ningún estudiante, era sumamente temprano, pero Sofía no podía aguantar más, debía hablarlo con alguien. Se dirigió a la torre de Gryffindor y se sentó cerca de allí, a esperar a sus amigos.

Harry, Ron y Hermione aparecieron poco después, el pelirrojo aún se encontraba dormido, Harry bostezaba y Hermione estaba lista para comenzar el día.

—¿Sofi?— preguntó Hermione, extrañada.

—Buen día, necesito contarles algo, sobre el heredero— anunció Sofía, sin rodeos.

—Vamos al baño de Myrtle— dijo Harry.

Los cuatro comenzaron a caminar, intentando llegar al lugar sin ser vistos por profesores o prefectos, o en su defecto, Filch.

Apenas entrar Sofía habló.

—Hagrid soltó al monstruo hace cincuenta años, y debe haberlo hecho ahora— dijo rápidamente, el trío de oro apenas entendió lo que Sofía había dicho.

—Imposible— dijo Harry, negando con la cabeza.

—¿Cómo lo sabes?— preguntó Ron.

—Ayer en la noche intente escribir en el diario de Tom, la tinta desapareció y aparecieron palabras, Riddle me habló— explicó Sofía.

—¿Le preguntaste sobre la cámara y te dijo que Hagrid había sido el Heredero?— preguntó Hermione.

—Le pregunte si, pero no me lo contó— respondió Sofía, el trío de oro se miró con confusión—, él me lo mostró.

Sofía les explicó a sus amigos, detalle por detalle, una y otra vez, hasta que los chicos lograron comprender lo que había sucedido con el diario.

Sofía sabía que Hagrid sentía una desgraciada afición por las criaturas grandes y monstruosas. Harry, Ron y Hermione le contaron que durante el curso anterior en Hogwarts, él gigante había intentado criar un dragón en su pequeña cabaña de madera. Sofía estaba segura de que si, de niño, Hagrid se enteró de que había un monstruo oculto en algún lugar del castillo, hizo lo imposible por echarle un vistazo.

Seguro que le parecía inhumano haber tenido encerrado al monstruo tanto tiempo y debía de pensar que el pobre tenía derecho a estirar un poco sus numerosas piernas. Podía imaginarse perfectamente a Hagrid, con trece años, intentando ponerle un collar y una correa. Pero también estaba segura de que él nunca había tenido intención de matar a nadie.

Sofía casi habría preferido no haber averiguado el funcionamiento del diario de Riddle. Harry, Ron y Hermione le pedían constantemente a lo largo del día que les contase una y otra vez todo lo que había visto, hasta que se cansaba de tanto hablar y de las largas conversaciones que seguían a su relato y que no conducían a ninguna parte.

—A lo mejor Riddle se equivocó de culpable —decía Hermione, mientras salían de clase—. A lo mejor el que atacaba a la gente era otro monstruo...

—¿Cuántos monstruos crees que puede haber en este castillo? —le preguntó Ron, aburrido.

—Ya sabíamos que a Hagrid lo habían expulsado —dijo Harry, apenado—. Y supongo que entonces los ataques cesaron. Si no hubiera sido así, a Riddle no le habrían dado ningún premio.

Sofía y la cámara de los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora