Sofía y la cámara de los secretos

Capítulo 9: El bosque Prohibido

El sol había vuelto a brillar débilmente sobre Hogwarts. Dentro del castillo, la gente parecía más optimista. No había vuelto a haber ataques después del cometido contra Justin y Nick Casi Decapitado, y a la Profesora Sprout le encantó anunciar que las mandrágoras se estaban volviendo taciturnas y reservadas, lo que quería decir que rápidamente dejarían atrás la infancia.

Sofía se levantó con poco entusiasmo, a diferencia de todos los demás que se encontraban emocionados por el día de San Valentín. Mientras todos estuvieran celebrando, ella seguramente estaría armando sus maletas para volver a su casa.

Luego de arreglarse y colocarse su uniforme, salió de la habitación; oyendo pequeños susurros sobre ella. Después de todo había atacado al Príncipe de Slytherin, aquello no pasaría desapercibido.

— Sofía, te van a matar— anunció Theo, cuando la chica colocó un pie en el suelo de la sala común.

—¡Theo, no la asustes!— regañó Blaise al Slytherin— Aunque es cierto, es probable que no salgas viva de esto.

La mirada de Sofía cambió a preocupación, ¿qué había sucedido?

—¿Porqué?— preguntó la chica, con miedo.

—Lucius Malfoy llegó al colegio— respondieron sus amigos al unísono, mientras tragaban saliva.

—¿Es tan malo?— tartamudeó Sofía.

—Es mucho peor en persona, además dañaste a su hijo...— dijo Blaise, con cara de preocupación.

—Okey, genial, ahora el padre y el hijo me quieren matar, falta que venga su madre y tendré de enemigos a la familia completa— bromeó Sofía, intentando relajarse pero no funcionó.

—Es mejor que vayas donde Snape, ahora mismo, Draco se dirigió a su despacho, supongo que ahí estarán reunidos— anunció Theo.

La pelinegra asintió y comenzó a caminar hacia el despacho de su profesor de pociones. Al llegar golpeó la puerta despacio, como si temiera que se fuera a romper.

—Adelante— escuchó decir a Snape.

Entró lentamente, con miedo a recibir un maleficio apenas entrar pero sólo recibió las miradas de odio de parte de Lucius Malfoy y su hijo.

El padre del Slytherin era alto, con el pelo largo de color rubio platino, tenía la misma cara pálida y los mismos ojos grises que tenía Draco. Y si las miradas mataran, Sofía hubiera muerto en ese instante, el Señor Malfoy realmente daba mucho miedo.

—Supongo que ya sabes porque estás aquí— pronunció Snape, rompiendo el silencio.

—Si Señor, estoy aquí por atacar a Malfoy— admitió la chica.

— Exacto, bueno yo quisiera que ambos me contaran sus versiones— pidió Severus.

—¿Qué versión?— interrumpió Lucius—, la única versión es que está huérfana, atacó a mi hijo.

— Si lo hice, pero hay una razón para eso, no pensará que su hijo es un santo, ¿verdad?— se defendió Sofía, por impulso.

Snape miró a la chica, realmente tenía agallas para enfrentar a Lucius Malfoy ella sola.

—No deberías responderle a los mayores, mocosa, pero claro... ¿Qué se puede esperar de una huérfana?— respondió el padre de Draco, acercándose a la chica, amenazante.

Sofía dio un paso atrás y miró a Snape.

—Como veo que Draco no tiene las pelotas necesarias para hablar de lo ocurrido, comienzo yo— anunció la chica—, yo estaba cenando tranquilamente, hasta que decidí salir del gran comedor, pero antes de poder salir, Draco Malfoy se metió en mi camino. El comenzó a decirme que lo había ignorado durante la cena, yo no había escuchado que Draco me había hablado, me disculpe y quise seguir mi camino. Pero no me dejo, el resto ya lo sabe, discutimos un poco y cuando me iba me gritó eso y le lancé aquel hechizo...