Por fin concluyó el trimestre, y sobre el colegio cayó un silencio tan vasto como la nieve en los campos. Más que lúgubre, a Sofía le pareció tranquilizador, y se alegró de que ella pudiera gobernar las mazmorras, aunque claro, Malfoy y sus idiotas también estaban allí pero la morena esperaba que no la molestaran.
Amaneció el día de Navidad, frío y blanco. Sofía despertó y pensó en quedarse todo el día en su cama, pero su estómago rugió. Por lo que tuvo que levantarse, vestirse y bajo a la sala común.
En la sala había un gran árbol de navidad, la chimenea estaba encendida, dando un poco de calor al ambiente frío de la mazmorra. Sentados en un sofá abriendo regalos, se encontraban los tres Slytherins.
—Feliz Navidad, Sofía— dijeron Crabbe y Goyle al unísono, recibiendo un golpe en sus cabezas de parte de Malfoy, a modo de reproche.
—Gracias chicos, igualmente— respondió amablemente.
La morena no tenía nada en contra de ellos, simplemente eran amigos del chico que le caía mal; pero no eran fastidiosos, solo un poco tontos.
Sofía se sentó frente al fuego, intentando entrar un poco en calor, cuando la puerta de la sala común se abrió; dejando ver a su profesor de pociones.
—Señorita Sofía — pronunció haciendo que la chica se levantara de inmediato.
Los tres Slytherin se quedaron callados escuchando lo que iba a decir el profesor.
—¿Que hice ahora?— Preguntó Sofía intentando recordar si había hecho alguna cosa mal.
—Nada. Simplemente le venía a informar que no tendrá que limpiar el salón de pociones hasta que vuelvan las clases— informó Snape, la chica sonrió de alegría— Ah, y le llegó esto.
Le entregó un paquete envuelto como regalo y se retiro de allí. Los ojos marrones de la chica brillaron, jamás le habían dado nada en navidad. Fuera o no fuera, un regalo, alguien le había mandado algo.
—¿Quién te mando algo, huérfana?— preguntó el rubio, viendo el paquete con curiosidad.
—No te interesa— respondió Sofía y corrió hacia su habitación.
Al entrar cerró la puerta detrás de ella y se sentó en su cama. Estaba nerviosa, pero sin más preámbulo abrió aquel paquete, en él había un buzo verde con una S en blanco, estaba tejido a mano.
—Es hermoso— soltó Sofía al verlo.
Afortunadamente una nota acompañaba aquel regalo, la chica tenía mucha intriga, ¿Quién le había regalado algo tan bonito?
Querida Sofía, te deseo una feliz navidad, Ron nos habló de ti y pensé en darte un detalle como regalo, espero te guste.
Saludos,
Molly Weasley.No podía creerlo, la madre de Ron aún sin conocerla, se había tomado la molestia de hacer ese buzo para ella. Una lágrima de felicidad cayó por la mejilla de Sofía.
Se quitó la túnica y se colocó el regalo, dirigiéndose al Gran Comedor para poder comer algo y al mismo tiempo agradecerle a Ron.
El Gran Comedor relucía por todas partes. No sólo había una docena de árboles de Navidad cubiertos de escarcha, y gruesas serpentinas de acebo y muérdago que se entrecruzaban en el techo, sino que de lo alto caía nieve mágica, cálida y seca. Cantaron villancicos, y Dumbledore los dirigió en algunos de sus favoritos. Hagrid gritaba más fuerte a cada copa de ponche que tomaba.
—Que feo buzo tienes puesto— se burló Malfoy de la chica.
Sofía había intentado sentarse a comer con sus amigos pero no estaba permitido cambiarse de mesa, debía comer con sus adorables compañeros de casa.
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Sofía y la cámara de los secretos
FantasíaSofía es una niña huérfana, su vida es un gran signo de interrogación puesto que jamás logró saber nada de su familia. Luego de descubrir que era una bruja, la chica se dedicó a aprender todo lo que pudiera para el día en el que entrara a Hogwarts...