Vuelvo al hotel con más alcohol en el torrente sanguíneo del que me gustaría admitir. El cansancio también ha hecho acto de presencia hace ya un rato, invadiendo la totalidad de mi cuerpo. Aunque un poco a regañadientes, no voy a mentir, me cambio para ponerme el pijama y al menos no dejar las sábanas de la cama oliendo a tabaco y alcohol como mi ropa. Me tiro de espaldas estirando el cuerpo cuan largo soy y colocando los brazos flexionados debajo de mi cabeza. Echo de menos a Samanthi. La parte alcoholizada es la que ve conveniente volver a enviarle tropecientos mensajes cuando ni siquiera ha respondido a los anteriores, ni me ha cogido el teléfono. No voy a decir que me molesta pero me produce, no sé, una sensación en la boca en el estómago desagradable. ¿Estará bien?
Bueno, en vista de que no voy a conseguir mantener una conversación esta noche con cierta rubia, voy a hacer una incursión nocturna por Twitter, todo esto envalentonado por el alcohol y un poco por el aburrimiento. Y justo cuando estoy a punto de entrar en la aplicación me doy cuenta de que tengo miles de notificaciones repartidas entre todas mis redes sociales, cosa extraña teniendo en cuenta que no actualizo ninguna de ellas desde hace días. ¿Estarán haciendo otra vez alguna de las suyas mis seguidores en Twitter? Seguro. Entro directamente en notificaciones, donde lo que veo hace que pegue un salto hasta quedar sentado en la cama. No sé si es posible pero juraría que puedo sentir como toda la embriaguez desaparece de golpe, dando paso a la adrenalina que ahora recorre mi cuerpo. Esto no puede ser.
Cientos y cientos de mensajes, todos con lo mismo: una foto mía y de Blanca. Ni siquiera recuerdo en qué momento nos la sacamos, pero sí que fue hace bastante, aún no había conocido a Samanta. En ella salimos dándonos un beso, yo no fui consciente de que la estaba sacando hasta que me la quiso enseñar y pedí que la borrase, más que nada porque sabía que acabaría subida en redes sociales y daría a entender algo que no era. Como ahora. Yo estoy de espaldas, sólo se me ve un trozo de la cara porque la tengo girada en dirección a Blanca mientras nos damos el beso. Ella está con los ojos abiertos, mirando directamente a la cámara, con una mano sobre mi cuello. Joder, es que llevo el pelo exactamente igual. Es difícil entender que esta foto no es actual, pero se puede hacer, con lo poco que se ve de mentón y la calidad de la imagen, se puede distinguir a duras penas que no tenía ni barba. Ahora sí. Ella está exactamente igual, y aunque no fuese así a la gente le da igual, lo importante es que hay una foto nuestra besándonos colgada en las redes sociales.
Diría que me sorprende cuando veo que quién ha "filtrado" la foto ha sido ella misma, pero no lo hace. Ya vi la cara de disgusto cuando le dije que todo eso ya había pasado, lo sabía, joder, está mal de la cabeza. Pero esto no se va a quedar así, no voy a dejar que intente joderme la vida y se quede tan tranquila. Investigo e indago hasta que doy con su número, hablándole a gente con la que ya ni siquiera tengo relación, soportando pullas por la puñetera foto que no tendría por qué aguantar. La llamo, una, dos, tres veces y no lo coge. Pero sigo insistiendo, tanto, que termina respondiendo:
- ¿Sí? – sabe perfectamente que soy yo y yo sé que lo sabe. Escuchar su voz provoca que sienta como un calor extraño se extiende por todo mi cuerpo y de repente sólo siento rabia abarcándolo todo.
- Borra la foto, Blanca o voy a tomar acciones legales – ni siquiera sé si puedo hacer algo de forma legal para que esa foto desaparezca, pero me lanzo a tirarme el farol.
- Anda, Flavio, qué placer escucharte. ¿Cómo has conseguido mi número? Y no sé de qué foto me hablas – juro que intento entender a qué está jugando y por qué ahora, pero no logro entenderlo. ¿Todo esto es porque nos hemos reencontrado hoy y, no sé, no he actuado como ella quería?
- No te lo voy a repetir más veces, ya bastante he aguantado cada vez que publicabas contenido mintiendo sobre mi o mi relación, pero esta vez has llegado demasiado lejos. Estás intentando sabotearme la vida. BORRA LA PUTA FOTO – aumento el volumen de mi voz.
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Siempre tú
Fiksi PenggemarSamantha y Flavio se vuelven a reencontrar después de más de medio año sin haber tenido contacto. Ella, dolida y orgullosa, ha construido una muralla a su alrededor que no va a ser tan fácil traspasar. Pero Flavio tiene un objetivo en la mente y no...