Capítulo 3

41.9K 1.2K 112
                                    

Capítulo editado.

-Ven, sígueme...- me dio la mano y me guió.

Otro igual, me llevará al baño o a una habitación. Me empujó suavemente a un sofá.

¿Qué mierda hace? ¿Íbamos a follar en el sofá? A ver, que no me importa pero pensé que era un chico más tímido, daba esa impresión.

Se sentó en el sofá dejando un espacio excesivo pero aún así creo que podía escucharlo a pesar de tanto ruido. Lo miré aún más confundida, él notó mi mirada fija en su persona.

-¿Qué pasa?-dijo con esa sonrisa que cada vez me gustaba más ver.

-N-nada...- dije mientras mis dedos revolvian mi pelo para después echarlo hacia atrás, una de mis formas de decir inconscientemente, ahora ya no tanto, que estaba nerviosa.

El chico me ponía de los nervios. Con sólo respirar, con sólo mirarme...
Estaba cohibida, no me gustaba sentirme así, me causa frustración y odio frustrarme.

-Bueno, cuéntame algo, Katherine.

-Seguro que lo sabes todo, mi vida en la universidad es de todo menos privada. Cuéntame algo tú.- eché mi cuerpo hacia atrás, uno de mis brazos rodeó una parte de respaldo.

-Soy Javier, tengo 23 años y soy muy amistoso.- sonreí por su tono burlón al hablar. En seguida analicé sus palabras.

-¿23 años? ¿Estás en mi clase? ¿Qué haces en 2° año? ¿Qué...?- me interrumpió.

-Shh, pequeña cotilla.- reí por su forma de llamarme.- Sí, tengo 23 años. Digamos que me tomé unos años sabáticos después de bachillerato. Mi joven cerebro necesitaba un descanso.

-Un descanso de 3 años, ya me gustaría a mi eso...- dije entre risas.- Bien, continúa. ¿Tus aficiones?

-Poca cosa, nada interesante que merezca ser contado. Bueno quizá... sí. Soy un fiel amante de los videojuegos.

-Un día tenemos que jugar.- Javier se empezó a reír, y no entendí de qué, hasta que analicé mis palabras.- No, joder. A los videojuegos.

-Ya, ya. Lo suponía.- aún seguía riéndose el idiota. Le di un manotazo, que hizo que parara.- Bestia. Eres muy bestia.

-No sabes cuánto...- mi tono provocativo causó que sus mejillas se tiñeran de rojo por la vergüenza.

-Bien, hazme alguna pregunta. Me resulta más fácil contarte cosas así.

-Bien, te haré preguntas de cualquier tipo. ¿Mascotas?- si tenía mascotas, lo querría de por vida, ya tiene ganado el cielo, incluso.

-Sí, un perro. Se llama Daryl en honor a una serie que me encanta.

-The Walking Dead. A mi también me encanta, es genial. Recuerdo que un día, estuve metida en casa viendo la cuarta temporada. Y mi favorito es Daryl o Rick, de chicos. Y de chicas Carol, Beth, Michonne...- la sonrisa no se borró de mi rostro mientras hablaba de mi serie favorita.

-Impresionante. Yo lo vivía al día, esperaba cada semana un capítulo con ansias. Mi favorito ya lo imaginas, mi favorita Beth. Más preguntas.- frotó sus manos con ansias. Él me atraía aún más, con solo hablar.

-¿Amores platónicos?

-Megan Fox, Elsa Pataky.-lo típico, supongo. No conozco mucho la mente masculina, en ese sentido, claro.- ¿Tú?

-Chris Hemsworth, Jamie Campbell, Robert Pattinson...- dije sin pensarlo.

-¿Jamie? Es horrible...

-No, no lo es. Es perfecto tal y como es.- hablé con tono infantil, le saqué la lengua después de mi argumento.

-Lo que tú digas. Confiaré en el criterio femenino... Siguiente.

-¿Con cuántas chicas te has acostado?

-Con ninguna.- dijo con timidez.

-¿E-Eres gay?- eso explicaría muchas cosas. Me daba palo hacer la pregunta, no lo conocía mucho y al ser tan tímido temía por su reacción.

-No, soy virgen.

-¿Con 23 años? ¿Virgen? ¿Bromeas?

-No, no lo hago. ¿Por qué todo el mundo reacciona igual?- dijo con fastidio. Lo miré alarmada, no quería decirlo de ese modo, no era ningún tipo de burla. No quería que se sintiera mal.

-No, pero es extraño. Quiero decir, estás bueno. Oportunidades no te han faltado, seguro.

-No, no me han faltado. Pero yo no soy de esos que se tiran a la primera que pasa. Creo en el amor y en todas las cursilerias que eso conlleva.- se le iluminaban los ojos al hablar, parecía tan feliz con las decisiones que tomaba, me impresionaba cada vez más.

-Un príncipe azul, interesante...

-De los pocos que quedan en este mundo pervertido...- dijo con una sonrisa, reí.

-Bien, continuaré...

**

-Gracias por acompañarme a casa, no hacia falta.

-Claro, que hacia. Son las...- miró su reloj.- las 6 de la mañana. No podía dejarte sola. No dormiría bien esta noche o mañana por la hora que es ya.

-Bueno pues muchísimas gracias. Me lo he pasado muy bien, ha sido divertido hablar contigo.- Y decía la verdad, no había sentido la necesidad de acostarme con él en ningún momento, a lo mejor si, pero solo cuando su mano tocaba accidentalmente mi piel desnuda. Pero eso no es el caso, el caso es que no lo he visto como un puto objeto.

-Adiós, descansa.- se acercó y me dio un beso en la mejilla. Se separó con una sonrisa tímida producida por su atrevimiento. ¿No era adorable? Lo era, sin duda. Lo abracé sin pensármelo dos veces, tenia la necesidad de hacerlo. Era necesidad, un deseo, y no podía contenerlo.

-Gracias de verdad...- tenia la necesidad de agradecérselo también, había hecho algo importante para mi, fue compresivo... Un caballero.

-D-de nada, supongo...

Se alejó de mi confundido, lo vi perderse entre la oscuridad y entré a mi edificio. No esperé al ascensor, me quité los tacones y subí las escaleras hasta el segundo piso. Introduje la llave en la cerradura y entré. Tiré los tacones y corrí a mi habitación. Me tiré sobre la cama y reí a carcajada limpia, todo era tan extraño.

Before sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora