Capítulo 13

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Maratón (1/3)

-Claro, Leo. Se lo diré, no te preocupes. Ya nos veremos por ahí...- le guiñe un ojo con complicidad, le mostré una sonrisa y me di la vuelta.

Caminé hacia la salida de mi edificio, ya había acabado las clases y necesitaba tirarme sobre el sofá y ver Castle o cualquier otra serie. Subí la cremallera de mi chaqueta y salí al aire libre. No había hablado con él, desde aquel día. Le envié un "Hola" por WhatsApp dos días después de aquello pero no me ha contestado, tampoco espero que lo haga. Ya no quiero que lo haga.

Me siento dolida por su comportamiento, ni siquiera me ha mirado en clase y mucho menos por los pasillos, él verá lo que hace. Después de lo que hicimos prefiere olvidarse de mi, yo confiaba en él, pensaba que era mi amigo y no haría eso de pasar de mi después de follarme, es un imbécil.

-Kate, ¿has visto a Javier?- me di la vuelta para mirar a Vanessa.

-No, no le he visto.- sonreí falsamente y me di la vuelta, de nuevo.- ¡Tampoco quiero hacerlo!- grité mientras me alejaba.

-¿Qué?

Y simplemente miré al frente y caminé hacia casa. Vi a Javier en el lugar en el que suele dejar su coche, sentía su mirada clavada en mi, lo miré enfadada y negué con la cabeza.

Después de varios minutos, conseguí abrir la puerta de casa y tirarme al sofá, me entraron una irremediables ganas de llorar, no entendía porqué, pero me contuve. Me deshice de mi zapatos y mis vaqueros, los tiré al cesto de la ropa sucia que se encontraba en el baño y me volví a tirar en el sofá, me tapé con la manta y encendí la televisión.

Me esperaba una tarde muy larga...

Una semana después...

-¿Aún no habéis hablado?- negué mientras me mordía el labio inferior que ya estaba algo rojo e hinchado.

-Deberías hablar con él, pídele una explicación...- me animó Erica.

-No, no. Da igual, total...- bufé.- ¿Ya has contestado a Leo?- cambié de tema con agilidad o eso creía yo.

-No, no quiero ir al cine con él. Eso es de parejas cursis y asquerosas. ¡Y mierda, no cambies de tema! Volviendo a tu tema, no te da igual.

No me daba igual, le echaba muchísimo de menos.

Necesitaba ver sus mejillas rojas por mis comentarios inoportunos, necesitaba que me pidiera un abrazo, necesitaba jugar a cuestionario con él, necesitaba besarle aunque no lo quisiera reconocer en voz alta, lo necesitaba.

En el poco tiempo que llevábamos de amigos se había convertido en alguien imprescindible para mi, lo quería un montón aunque no lo dijera, lo quería aquí conmigo. Me había demostrado ser una persona muy cariñosa, no le importaba lo que hacía con los chicos sabía mirar más allá de mis hobbies, me quería y valoraba, hasta hace una semana, supongo.

Una semana sin él... ¡Un calvario!

Un mes después...

-¿Lo he dicho bien?¿Debería mejorar la definición?- mi mirada estaba fija en una esquina de la habitación, pérdida, vacía, confundida.- ¿Me estás escuchando?- me zarandeo un poco para llamar mi atención por completo.

-Perdona, estoy algo despistada. Intentaba recordar los principales conceptos de la teoría freudiana pero no lo consigo.- suspiré añadiendo más realismo a mi pequeña mentira.

-Intentabas recordar tus buenos momentos con él, a mi no me mientas.- mi labio empezó a temblar, lo mordí de inmediato frenando lo imposible.

Aparté los libros y me tiré sobre Vanessa, la abracé y dejé caer mis lágrimas. Lo echaba de menos, muchísimo de menos. En mi mente no cabía la posibilidad de que él se hubiera acostado conmigo en un acto egoísta por perder la virginidad, sin importarle nada, ni yo.

Sentí la mano pequeña de Vanessa acariciar mi pelo mientras me animaba con sus palabras.

-Escúchame, deberías dejar de pensar en él. Concéntrate en los exámenes, son muy importantes, lo sabes. No puedes permitir que Javier te distraiga en esto, siempre has querido ser psicóloga, no lo estropees ahora.- me dio unas palmadas en la espalda, me alejó de ella y me mostró una sonrisa.- Ahora me toca preguntarte, ¿dónde están tus apuntes?

Tres semanas después...

-¿Cuánto tiempo lleváis sin hablar?- preguntó Erica.

-Ayer hizo dos meses.- fruncí el ceño algo fastidiada.

-Eso es mucho tiempo. Ve, habla con él...- me animó Vanessa. Miré a Erica que me alentaba a hacerlo haciendo gestos con la mano y señalando el lugar en el que se encontraba Javier.

Mordí mi labio como tantas veces y eché mi pelo hacia atrás, nerviosa, indecisa, confundida y algo así como enfadada con él...

No merecía la pena...

No lo hacía, de verdad. Me había fallado, ha roto toda confianza que tenía puesta sobre él, había pisoteado nuestra amistad, no le importaba en absoluto mis sentimientos, él ya no merecía la pena.

Me gustaba pasar tiempo con él, ¡me gustaba él!

¡Me gusta mucho! Me había costado una eternidad reconocerlo, tantas horas despierta mirando el techo de mi habitación a oscuras sin ningún tipo de entretenimiento,- ya que mi móvil suele estar sin batería por la noche.-y solo me quedaba pensar. Había dejado de tirarme a chicos por amargarme pensando en él, llevaba dos jodidos meses de abstinencia, había cambiado sin quererlo... Lo miré y después miré a mis amigas, indecisa...

Pero aún así, no merecía la pena...

Before sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora