Capítulo 4

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Capítulo editado.

-Imbécil, despiertate.

-Déjame en paz, puta pesada.- murmuré.

-Levántate, tienes que hacerme un favor.

-Vale, vete. Ahora salgo, imbécil.

-Cuánto amor hay aquí...- le tiré un peluche a la cabeza, provocando una carcajada mientras se marchaba.

Suspire, di vueltas en la cama y me lamenté. Me moría de sueño, solo quería dormir hasta el lunes, pero no había manera.

Me levanté de la cama y salí de la habitación. Vanessa iba a hablar pero la interrumpi señalandola con el dedo índice, entré al baño. Me lavé la cara y mojé mis muñecas y nuca. Por ultimo, cepillé mis dientes a conciencia. Salí del baño y me senté en el sillón mirando expectante a Vanessa.

-Ya estoy aquí, habla.

-Nada, solo quería que te levantaras.- se encogió de hombros y se fue a la cocina.

-¡Eres gilipollas!- grité furiosa, me levanté del sillón, estiré mi pijama y me fui con dignidad, la poca que me quedaba, a mi habitación. Me tiré sobre la cama boca abajo y grité contra la almohada.

Me tapé con el edredón y cerré los ojos. Los mantuve cerrados durante mucho tiempo pero nada. Me levanté de la cama y suspiré con pesadez. Arrastré los pies hasta el salón y me senté en el sillón.

-No puedo dormir por tu culpa.

-Ya, pues que pena. ¿No tienes que estudiar, limpiar tu cuarto?

-No, no tengo que estudiar. Mi cuarto esta perfecto tal y como está. Y no eres mi madre, déjame.

-Vale... Relájate, te noto nerviosa.- se sentó en el sofá que estaba al lado mio. Ahora es cuando ejerce de psicóloga conmigo, se acercó a mi y me apartó el pelo de la cara para mirar mi expresión.

-Sólo necesito dormir, dejar de pensar por un tiempo.- mi voz era inestable. Ya estamos con mis días sensibles, y no es a causa de la menstruación. Me encontraba mal emocionalmente, no entendía que pasaba conmigo, no entendía mis reacciones con aquel chico. Necesitaba hablarlo con Vanessa que ejerza su poder femenino para animarme, lo que siempre hace.

-Ey, ¿qué te pasa?- dijo posando su mano en mi rodilla, me miró preocupada.

-He conocido a un chico y no me he acostado con él. Estuvimos toda la noche hablando, me sentí bien con él- sonreí al recordarlo.

-¡Eso es maravilloso!- una sonrisa se instaló en su rostro.

-No, no lo es. Ese chico me pone de los nervios, ¡no me ha tratado como un trozo de carne!¡Eso es raro!

-¿Y que quieres? ¿Quieres que te trate así? Eres una masoquista...- negó con la cabeza. No, no quería que lo hiciera. Pero su empeño en entablar una conversación me dejó noqueada, esperaba otra cosa más... sexual.

-No, masoquista no, solo reflexiono... Pero tienes que reconocer que es raro, causa cosas extrañas a mi alrededor.

-No, lo es. Aún quedan chicos... ¿buenos? Espero que no seas de esas tías que les va el malo de turno, créeme, nunca sale bien. Por una vez en la historia de la humanidad, supongo, la chica tiene la oportunidad de ser la mala y pervertir a la oveja.

-¿O-oveja? ¿Eso no es de Crepúsculo?- estaba claro que sí, recuerdo ese fragmento del libro a la perfección.

"Y de ese modo el león se enamoró de la oveja...-murmuró. Desvié la vista para ocultar mis ojos mientras me estremecía al oírle pronunciar la palabra.
-¡Qué oveja tan estúpida!-musité.
-¡Qué león tan morboso y masoquista!"

Before sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora