—Sabes que nunca pensaría en ti como un juguete. Tú...— se acercó a mi y dejó un beso detrás de mi oreja.— Tú siempre serás algo más.— su mano se aferró a mi mejilla con delicadeza mientras su otra mano se posaba en mi rodilla. Se acercó a mi boca sin despegar la vista de esta y me besó. Sus labios presionaron los míos y su cuerpo se inclinó hacia a mi. Era una buena sensación pero no había escogido a la chica adecuada. Me besó. ¡A mi! A la chica con reglas, se había equivocado.
Su lengua rozó mi labio inferior pidiendo permiso para introducirse en mi boca. No se lo concedi, no podía hacerlo. Javier se estaba pasando, esto era demasiado. Lo empuje hacia el otro lado del sofá.
—¡Déjame!— susurré mientras echaba mi pelo hacia atrás.— No vuelvas a hacer eso, nunca.
—¿Qué?¿Por qué?— preguntó confundido, ahora, parecía estar bien. Se le había bajado la borrachera de repente.
—Porque no, ni se te ocurra hacerlo. Es jodidamente horrible lo que acabas de hacer.— expresé asqueada.
Nada de besos, esa era mi primera regla, la cumplía a raja tabla y no iba a dejar de hacerlo.
—Hablas de nuestro beso como si te diera asco...— susurró.
En ese momento, las otras personas, la música, todo lo de mi alrededor dejó de existir. Le estaba haciendo daño con mis palabras y es que no me había explicado con claridad.
—No es eso. Javier, yo tengo una reglas que quiero cumplir y entre mis reglas está esa, nada de besos.
—¿Reglas? ¿Qué reglas?
—Tonterías...— mis manos se enredaron en mi pelo castaño y lo echaron hacía atrás, de nuevo.
—Kate, por favor. Vamos a... te necesito.— susurró cerca de mi oreja, provocandome escalofríos.
—No está bien. Somos amigos.— susurré.
Él acercó su boca al lóbulo de mi oreja, lo mordió con delicadeza provocando que mi piel se erizara.
—Venga, vamos, no sabes cuanto te necesito.— me cogio de la mano y me levantó.
Su mano se aferró a mi cintura, me llevaba a una habitación. Me dejó pasar y cerró la puerta tras nosotros.
—¿Qué es eso de que me necesitas?
—A ti. Te quiero...— soltó un suspiro.— A ti.
Negué con unos movimientos de cabeza, lo guié hacia la cama y lo empuje hacia esta. No se que estaba haciendo pero me había dicho eso y había olvidado todos mis principios.
Me miró impresionado, no se esperaba que cediera tan pronto. Me subí a horcajadas sobre él. Esta vez lo miré yo, él asintió quería hacerlo. Era demasiada responsabilidad para mi, y a la vez, un honor me había elegido a mi. Mi boca rozó la suya para después profundizar el beso. Ya había roto la regla con él, ahora ya daba igual. Introduje mi lengua en su boca la cual recorrí. Rompí el beso, dirigí mi boca a su cuello, lamí y succione el tiempo suficiente para dejar una marca roja. Oí un suspiro y sonreí. Le intenté quitar la camisa pero no pude, así que él se la quito entre risas por mi torpeza. En cuánto la tiró, su espalda volvió a apoyarse en el colchón. Aprecie su torso el cual empecé a tocar. Empecé por su pecho hasta llegar a la V que se formaba en su abdomen bajo, acaricie cada una de las partes de su cuerpo hasta que aprecié un tatuaje a un costado de sus costillas. Eran tres pájaros de distinto tamaño saliendo de una jaula, sonreí, era un tatuaje precioso, no había gastado el dinero en tonterías. Acaricie los tres pájaros y dejé un beso en la jaula. Respiré hondo y me concentré en hacerlo disfrutar. Me coloqué adecuadamente sentada sobre su entrepierna. Moví mi cadera ejerciendo presión mientras me intentaba quitar el vestido que se había subido al sentarme, bajé la cremallera con dificultad ya que esta se encontraba en mi espalda y me quité el vestido por la cabeza, después lo lancé. Empecé a notar en mi zona más íntima algo que crecía y un leve hormigueo.
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Before sex
RastgeleKatherine Johnson una chica con problemas para comunicarse de... una manera normal. No hay forma de que aprenda a comunicarse de otra manera... o sí. Siempre habrá alguien que podrá ayudarla, pero claro ella no es consciente de eso hasta que es dema...