Capítulo 2

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Capítulo editado. (1/2)

-¿Y dónde está Erica?- dije en el oído de Vanessa, me abracé a mi misma mientras suspiraba con pesadez, no me apetecía estar aquí. Eso y que tenia frío, mi pelo estaba mojado a causa de la ducha que me había dado antes.

-Pff, ni idea.

-Me voy a buscarla, ya nos veremos en casa.- grité para que me escuchara, empecé a caminar y a esquivar borrachos con bebidas que tenían pinta de manchar mucho.

La busqué por todos los lugares habidos y por haber, pero nada, no la encontraba. Su casa era grande, muy grande, tardé mucho en recorrerla entera pero aún así no había rastro de ella. Los únicos lugares que no había mirado eran las habitaciones, todas las puertas estaban cerradas y todos sabemos que pasa dentro, no iba abrir un puerta y encontrarme a dos personas haciendo posturas que yo ya me conocía de sobra. Me rendí en cuanto llegué a la cocina y divisé la nevera.

Cogi la botella de Coca Cola, me serví un poco en un vaso rojo de plástico y el resto del contenido que pensaba servir fue a parar a la encimera, y todo esto, provocado por un susto. Un susto que solo a una tonta se le ocurre dar.

-Eres la persona más idiota del mundo.- dije mientras buscaba algo con lo que limpiar el estropicio que había causado la imbécil de Erica.

-Perdona, no sabía que estabas sirviendote algo de beber, estabas de espaldas...

-¿Dónde estabas? Te he estado buscando, me duelen los pies por tu culpa.- murmuré enfadada.

- Con un chico, en mi habitación...- dijo con una sonrisa pícara, reímos.- Roberto, te estaba buscando. Deberías ir con él, no te vendría mal un poco de marcha, te noto agobiada.

-Vanessa me ha echado la charla semanal.

-Oh, lo siento.- reí mientras negaba con la cabeza.-Ve con Roberto y pásatelo bien.- me dio un codazo, reí.

-Ya me he acostado con él, yo no repito.

-Tú y tus estúpidas reglas...

-Erica, deja mis reglas en paz.- exclamé enfada. No me gustaba que se metieran con lo mío.- Me voy por ahí. Pásatelo bien, zorra.- le dediqué una sonrisa y me marché.

Me recorrí la casa de Erica de punta a punta buscado algo interesante con lo que entretenerme, y no, no penséis mal, no buscaba algún chico.

Mi búsqueda se vio interrumpida por una persona que no quería encontrarme. Erica no debió nombrarlo tantas veces, es como esas leyendas que dices no sé cuántas veces el nombre de ese ser paranormal y aparece. Bueno, pues bien, Roberto era ese ser paranormal, literalmente.

-Hola, Roberto.- sonreí falsamente.

-Kate, ¿te quedas esta noche conmigo?- dijo con demasiada confianza, se acercó a mi y colocó su brazo encima de mis hombros.

- Katherine.- le corregí, mientras cogia su mano con dos dedos como quien coge los calcetines sucios de alguien y lo aparté.- No, ya estoy con alguien.- dije con convicción.

-¿Con quién?- No se lo creía, me miraba con una ceja alzada y una sonrisa burlona.

Le sonreí del mismo modo mientras me presionaba internamente para pensar con rapidez. Miré a mi alrededor con disimulo y observé a un chico de mi edad que iba con dos vasos de plástico en la mano. Lo cogi del brazo y lo acerqué a mi, le sonreí.

-Con él, esta noche estoy con él.- sonreí había elegido bien al chico.

-¿Qué?- dijo el chico confundido, le pegué un codazo para que se callara.

Cogi uno de los vasos y me bebí todo el contenido. Ardía, me quemaba la garganta, era vodka. Era asqueroso y no estaba acostumbrada a beber, no es lo mío.

-Ehm, bueno. Si te aburres con esté, búscame.- mordí mi labio inferior para contener una risa. ¿Quién se creía que era?¿Brad Pitt?

Roberto lo miró asqueado y se marchó. Me giré hacía el chico, que por suerte es guapo. Tiene el pelo corto y de color negro, ojos azules y grandes, es mucho más alto que yo y tiene pinta de ir al gimnasio porque está fuerte pero nada exagerado. En su frente tiene una pequeña mancha color café que hace su rostro más adorable, y es que tiene cara de niño, me parece monisimo.

-Perdón, se pone muy pesado. Gracias me ha sido muy útil que pasaras por ahí.- dije sonriente, dejé el vaso en una estantería.

-De nada. Pues bien, me voy.- no me apetecía estar sola y el chico parecía majo, perfecto para pasar tiempo con él.

-No, no puedes irte. Volverá a comprobar si ya he terminado contigo o algo así.- dije rápidamente, era mentira, no iba a volver pero repito que no quería estar sola y menos cuando había encontrado alguien agradable con el que charlar.

-Bueno pues me quedo. Me llamo Javier, y no hace falta que te presentes, ya te conozco.- Ya me conoce, como todo el mundo supongo, asenti.

-¿Y de qué?- estaba claro pero lo mejor era asegurarse. Todo el mundo me conoce por lo que hago, por ser extremadamente liberal, por ser como muchas quieren y no pueden por temor a lo que piensen los demás, a mi me da igual. No vivo de los comentarios de la gente.

-Voy a tu clase.- abrí los ojos sorprendida, no me esperaba esa respuesta.

-A mi clase...-intenté recordar su cara pero no me sonaba de nada.- ¿Sueles participar en clase?

-Si, muy a menudo. Soy muy empollón o algo así.- sonrió con timidez.

-¿Y me conoces de algo más?

-Lo que dicen por ahí, ya sabes, los rumores...

-¿No lo vas a nombrar?- dije con una mueca de confusión.

- No. ¿Quieres que lo haga?- si yo estaba confundida, imaginaros él.

No quería mencionarlo y lo agradecía, le sonreí. No iba a juzgarme o eso parecía hasta el momento. A esto me refería con que era una persona agradable, me lo ha demostrado.

-No, no. Olvídalo.- me recompuse, y carraspeé.- ¿Qué hacemos? Tenemos que estar toda la noche juntos.

Algo de entretenimiento no me vendría mal. Ahora, no me quería ir, no quería estar en casa tan pronto.

-Ven, sígueme...- me cogio la mano y me guió, lo miré sorprendida ante aquel gesto, ante esos dos gestos. ¿Por qué me da la mano?¿Dónde me lleva?

Reaccioné enseguida, otro igual, me llevará al baño o a una habitación, si es que están libres.

Before sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora