Cautivado por el propio fuego que crepitaba en la chimenea de aquella casa familiar, el menor se dedicaba a jugar con los cordones de sus negras zapatillas, ligeramente distraído de las conversaciones que se gestaban entre los adultos, dejando que el calor que emanaba de aquel peligroso lugar lo mantuviese cálido hasta que los otros dos estuviesen preparados para recorrer el camino en dirección a la casa de Hughes, que aunque hubiese sido amable con el momentos antes, ahora lo único que le apetecía era patearle el trasero. Se notaba claramente aburrido con la situación, tan pequeño como era, solo podía asentir con la cabeza y obedecer quedito todo lo que como orden se le diese. Aun dentro de su boca podía saborear la asquerosa y vomitiva leche que había sido forzado a tomar momentos antes de su merecida siesta, cosa que reconociéndolo mejor, le avergonzaba de sobremanera y no querría reconocer en un futuro (ni lejano ni cercano) que aquello había sucedido. Estiró el cordón de su zapatilla hasta que logró desatarlo por completo, extrañaba sus zapatos con plataformas rojas, por lo menos así podía fingir que era un poco más alto y de nuevo se sumergía lentamente en la melancolía, reconociendo que lo habían engañado, aún no tenía su capa roja, ni siquiera uno de sus libros de su habitación asquerosa en central. No lo dejaban ir a ningún maldito lugar solo, no podía tomar nada en vasos normales y allí estaba terriblemente molesto, con los brazos cruzados, sorbiendo su nariz como una criatura malcriada que estaba haciendo un berrinche para no ir a la cama. Prácticamente era algo por el estilo, así que reconocía su mal comportamiento ¡Oh, desgraciada criatura! Realmente vacilaba, no sabía qué quería hacer y esa indecisión le molestaba más, cada vez que atinaba a hacer algo sobre su cabeza pendía el yugo de su condición infantil. Se encogió de hombros cuando sintió la mano de Roy detenerse sobre su cabeza, enredando cuidadosamente sus dedos en los rizos rubios del muchacho, de manera cariñosa al parecer. Ed lo observó por encima de su hombro antes de perder el interés y volver a concentrarse en el fuego, quería detener las humillaciones hacia su persona cuanto antes, no estirar sus brazos para pedir que lo carguen era el primer paso, aunque estuviese aterrado de las sombras que el fuego proyectase, casi como si supiese que Cicatriz aun estaba dando vueltas por allí, tentándolo de alguna manera y esperando a poder envolver sus manos en su cuello como alguna vez hubiera hecho. Tembló de solo pensarlo antes de sentir como pared de su cabello era estirado ligeramente mientras un peine de fino porte se internaba en esos rizos, intentando de alguna manera darle otro acabado a su cabello. Era realmente adorable que se encargara de peinar sus cabellos de manera tan delicada, procurando no incordiarlo demasiado mientras continuaba con su trabajo. Decidió que lo mejor era sentarse a su lado mientras procedía a trenzar su cabello, sabía lo mucho que al menor le gustaba tenerlo así, pero al ser sus deditos tan cortos no conseguía mantenerlo todo junto para cuando quisiera atarlo, fue entonces una muestra completa de cariño el atarle el cabello. Con aquel adorable flequillo cubriendo parte de su rostro se giró para mostrarle una rota, pequeña y de alguna forma divina sonrisa iluminado tenuemente por el fuego de la chimenea, casi como si le estuviese agradeciendo de aquella manera. El menor simplemente se giro de aquella manera lenta, arrodillándose sobre el sillón antes de estirar tímidamente sus brazos para abrazarlo de manera calma, terriblemente dulce, casi como si no existiera otra que eso. Allí se quedó de manera casi melancólica mientras el hombre sorprendido le correspondió el abrazo tan sentido que le estaba dando.
-¿Estás bien, Ed?- preguntó finalmente al ver que no se movía, quizás suplicando un poco de afecto o protección de algún miedo ridículo que se había inventado en un minuto. El menor negó con la cabeza suavemente y el hombre simplemente le abrazó con algo más de fuerza mientras le daba una palmada en la espalda de manera calma, casi como diciendo "te tengo" o un sentido "te comprendo" cosa que era lo que más necesitaba en el momento- lo sé, amigo, lo sé- continuó sin saber cómo poder ayudar al menor hasta que este finalmente dejó de abrazarlo para sentarse a su lado, apoyando su barbilla sobre sus rodillas con la vista fija en el fuego como si nada hubiese sucedido. Después de todo extrañaba toda su vida anterior, sus libertades, sus enfados, sus paseos eternos y no el miedo del conejo al lobo, el eterno "corre que te pillo" que parecía estar jugando con Cicatriz. Se recostó contra el brazo del Coronel mordiendo el cierre de su abrigo, esperando a que Riza termine de prepararse, con aquel hermoso aroma a perfume dando vueltas a su alrededor mientras se colocaba aquel tapado que combinaba con el traje que Roy había elegido usar para el momento.
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Etéreo
FanficUn macabro plan sin vuelta atrás da lugar a que el joven Edward Elric se convierta en algo que le trae pesadillas, en un niño de nuevo. Este accidente debe mantenerse oculto de todo el mundo por la magnitud del problema, por lo que Roy Mustang y Riz...