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¿Por qué simplemente no me mata?

No creo que sea algo tan complicado para el.

— Camus~ —su voz burlona me llama desde el otro lado de la mesa— no has probado bocado, ¿Te sientes mal?

No le respondo, solo bajo mi mirada al plato que está al frente mío.

Me causa repulsión verlo a los ojos, me hace recordar lo que pasó y ahora estoy más que seguro que es el mismo que me violó tiempo atrás. Ahora los recuerdos de mi pasado no son tan borrosos pero me causan demasiado dolor dejarlos fluir. Lo que quiero decir que una parte de mi aún los suprime.

No pude dormir nada o mejor dicho no me dejó descansar. Me tuvo a su merced hasta que caí inconsciente, luego de eso desperté y tenia a mi lado a Albafica que me estaba limpiando mientras dejaba caer unas lágrimas y desde lejos, cerca de la puerta a este sujeto riéndose junto a otros hombres vestidos de militares. Cuando Albafica termino, fue con el, le dijo algo,  su reacción fue una pequeña sonrisa como asentimiento. Vino a mi lado, me susurro al oído: "La próxima vez seré más gentil". Miré hacia otro lado, sin ninguna reacción en mi rostro, ya no puedo llorar, no puedo darle gusto de verme sufrir. Ahora se que le fascina verme sufrir y si no reaccionó a sus comentarios será lo mejor.

Realmente detesto mi vida, más aún a este tipo. ¿Qué fue lo que le hice para que me trate de esta manera?

— No se que te sucede hoy, Camus —deja los cubiertos a un lado y toma un poco de vino — ¿Te molesta algo?, ¿No te gusto la comida? Si quieres algo solo dímelo.

No le respondo.

— ... ¡¡Maldición, Camus!!,—se para de su asiento y camina hacia mi dirección— ¡Di algo! Y...¡Mírame a los ojos cuando te hablo!

Me jala del cabello, alzando mi mirada, dejándome ver sus ojos que están llenos de cólera y fastidió, solo por no haber recibido una respuesta de mi parte.

—...Si te pidiera mi libertad, ¿Me la darías?—lo digo viendo directamente a sus ojos llenos, podría jurar que están ardiendo en llamas, me jala más del cabello haciendo que haga un gesto de dolor— L-lo se, es imposible que me dejes ir sin más. Tu sentido de la decencia es igual de inexistente que tú corazón. Buscás...lastimar a las demás personas para satisfacer tu falta de sentimientos y lograr tapar a ese ser temeroso, insolente y estúpido que hay detrás. Tan patético, me causas repulsión.

Me da una cachetada en la cara y luego, ya en el piso me llena de golpes.

¿Me arrepiento de lo dicho? No, definitivamente no lo hago. Sabía que me golpearía de todas maneras o que me violaría de nuevo. No podía esperar más de este tipo.

Deja de golpearme y escucho cómo está agitado. Por mi parte trato de ponerme de pie y enfrentarlo de nuevo si es necesario.

— Camus, creo que me estás subestimando demasiado —se ríe un poco y saca su celular, luego me muestra una fotografía de Degel— Si no quieres que este hombre termine igual que tú amigito, será mejor que seas sumiso a mis órdenes o por el contrario —jala levemente del cuello de mi camisa para que quede mi rostro cerca del suyo— también terminará como comida para mis perros.

Desvío la mirada al suelo.

— Bien. Debes de haber entendido. Le diré a Julián que se encargue de castigarte, solo por si no quedo claro...¿Camus?

— Si, señor.

— Ves, no es tan difícil.

Me soba la cabeza y sale de la sala, escucho sus pasos alejándose y mi cuerpo ya no puede más, que caigo de rodillas al piso.

¡¡¿Por qué lo hiciste?!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora