Dulce Regalo

145 12 0
                                    













No sabia que podría existir diferentes tipos de salsas en este lugar, ahora quiero probar todas.

Y ¿A qué viene esto de las salsas?

La razón es que vamos a preparar una cena especial esta noche. Camus se esta encargando de buscar la otra mitad de ingredientes. 

Ya es la segunda navidad que pasamos solo los dos, porque se nos complico el viajar para encontrarnos con nuestra familia en Grecia. Primero por el clima de Nueva York que hizo que algunos vuelos se cancelen, segundo nuestros trabajos tienen diferentes horarios y tercero las vacaciones empezaban desde hoy: 24 de diciembre.

— Al menos coincidimos en algo...

— Milo, ¿Ya decidiste...?

Camus llega con el carrito de compras, esta con las mejillas sonrojadas incluso adentro de este centro comercial.

—Camus, ¿No quieres sacarte al menos uno de esos abrigos? 

— Ni aunque quisiera podría hacerlo, esta época del año y yo no nos llevamos bien. Recuerdas que el año pasado pase en cama solo por haber salido a la tienda de la esquina.

— Si, lo recuerdo. Lo siento por decir eso —Mi mirada cambia a una de arrepentimiento— ¿Sabes...mejor me puedes ayudar a buscar una salsa? Por mi me llevara todas para probar una cada día. 

Decidí cambiar de tema porque no quiero que pasemos melancólicos esta navidad. Además, Camus no tuvo la culpa de enfermarse el otro año:

Estaba en el trabajo en una reunión muy tediosa escuchando como se discutía sobre si mis planos se podrían aplicar. En medio de ello Camus me llamo con una voz muy débil que luego de escucharlo decirme que si podía llevarle unas pastillas para el dolor de cabeza; cancele la reunión y salí corriendo a la casa con casi la mitad de la farmacia cercana a nuestro apartamento. 

Llegue cerca de las ocho de la noche y el estaba hirviendo en fiebre. Era la primera vez que pasaba esto desde que vivimos juntos, no sabia que hacer o para donde ir. Lo primero que se me ocurrió fue poner unos paños en agua fría, revise lo que compre y las instrucciones para poder darle a Camus. Así estuve toda una noche tratando de que Camus deje de tener fiebre. Incluso llame a un doctor que conozco, me dijo que me calme, si seguía con fiebre luego de media noche si me recomendaba ir al hospital. 

No ayudo mucho pero al menos me calme. 

Para estar mas seguro llame al señor Degel, el fue quien me explico que esta no es la primera vez que pasa, además que solía suceder a menudo y que el detonante fue que Camus de pequeño paso en la nieve dormido durante varias horas...Degel me explico como es que lo había encontrado y todo los detalles. Me llene de cólera sabiendo que el paso por ello y que ahora era susceptible en estas fechas...

Me despedí y agradecí a Degel por los consejos que me dio escuchando de fondo a mi hermano gritarme que deje de interrumpir a esas horas. Así, la diferencia horaria entre Atenas y Nueva York es de siete horas por lo que allá eran cerca de las tres o cuatro de la madrugada. 

¡¡¿Por qué lo hiciste?!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora