XL

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Más tarde

- Esto...- menciona la emperatriz sin creer del todo lo que pasaba.

¿Era necesario que colocaran dos sillas especiales para ella y su esposo?, pero eso no era lo que más le llamaba la atención, ¿Por qué ella estaba utilizando una corona al igual que Luffy?

- Puedo saber... ¿Por qué usamos esto?- pregunta disimulando su pena, con una expresión seria en su rostro.

- ¡Shishishi!- ríe Luffy- ¡Eso quiere decir que eres mi reina Hancock!- esta le mira sin poder ocultar su sonrojo- ¡Ahora tengo el título de Rey de los piratas!, ¡Y prometí que te haría mi reina!

La pelinegra se sonroja a mas no poder, estaba siendo expuesta en esos momentos... Pero realmente, no se esperaba que aquello fuera en todo el sentido de la palabra. Terminó siendo más literal de lo que pensaba.

- Es curioso y extraño- menciona la navegante viendo la escena, una sonrisa dibujaba su rostro- Luffy siempre cumple lo que promete.

- Yo solo tengo una pregunta- habla el francotirador- ¿Eso fue idea de Luffy o de las Amazonas?

- Según lo que escuché de Margaret esto fue planeado desde antes de que Luffy se fuera después de sus seis meses de Luna de miel- responde el cocinero para alejar el cigarrillo de sus labios.

- ¡¿Eh?!- exclaman los amigos de juegos y travesuras del mencionado.

- No me esperaba eso del capitán-san- dice la arqueóloga sonriendo- A pesar de que esta escena sólo quede para los amigos cercanos y familia, es un honor poder apreciarla.

Sus demás nakamas asienten, era cierto lo que decía Robin en esos momentos.

Los pequeños momentos llenos de sentimientos y emociones fuertes, siempre se recordarán sin importar el tiempo que pase. Después de todo, llegamos a atesorarlos y a guardarlos como si fueran los tesoros más valiosos del mundo.

Trafagar Law no era parte de la tripulación de los Mugiwaras, pero estaba demasiado vinculado a ellos que ya no era una novedad que terminara viéndose envuelto en todo lo que respectaba a ellos, principalmente por su capitán y todo eso había comenzado, desde aquella alianza pirata en aquel clima frío años atrás.

Menuda carga se había ganado.

Pero no podía evitar admitir-para sus adentros-que no le molestaba del todo esa carga. Sabía de antemano que el pelinegro era ingenuo, testarudo y no escuchaba a nadie cuando se encontraban metidos aprietos, pero, por otro lado, también sabía que era una persona muy leal, bondadosa y trataba a todos como sus iguales.

Era muy extraño verlo furioso.

Sus ataques de ira aparecían a raíz de que alguna persona que él consideraba alguien valioso o fuera su amigo fuera lastimado o en el peor de los casos, usados contra su voluntad. Incluso se podía llegar a verle serio cuando era testigo de alguna injusticia, siendo capaz de llegar a entrometerse sin importar las consecuencias que se podía ganar. Un claro ejemplo fue esa vez que le conocí en persona en el Archipiélago Sabaody, en aquel momento donde no le importó nada llegando al extremo de golpear a un noble del mundo, todo por uno de sus amigos.

Incluso pudo verlo en Wano, cuando se lanzó contra Kaido él sólo, sin importarle sus advertencias por haber lastimado a sus nakamas.

Era todo un caso.

- Iré a la habitación- anuncia para darse la vuelta.

- ¿Eh?- dice el músico- ¿No te quedarás a comer?

Pureza del corazón  (Luhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora