ＤＯＮ'Ｔ ＳＡＹ ＮＥＶＥＲ

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- Bien, ¿Puedo preguntar de dónde has sacado este auto? -preguntó la loba mientras se acomodaba para poder quedar entre ambos asientos.

Y es que se encontraban en la mágica Italia, aún no entendía muy bien como la pequeña vampira había logrado llevarla con ellas pero se lo agradecía, así sería mucho más fácil para ella cumplir con la orden de su alfa. Aunque también rondaba por su cabeza pedirle después que la llevara a hacer un poco de turismo, claro, si es que todos salían vivos de esta.

Y es que si, al parecer, por lo que escucho de la conversación de ambas cuando fingió no prestar atención, es que el ex novio vampiro de Isabella había decidido pedirle a los vulturi que lo asesinaran ya que sin su compañera no veía el sentido de seguir viviendo.

- De hecho creía que no les importaría que lo robara -dijo mirándola por el retrovisor.

- Bueno, de hecho no -se acomodo nuevamente en su lugar-. Por cierto, que se supone que vamos a hacer una vez lleguemos.

- Ir por él y hacer que vea a Bella -apreto sus manos en el volante, desfigurandolo en el proceso.

- La decisión está tomada -hablo cierto vampiro de cabellos color cobre.

- Me temo que la petición ha sido denegada -hablo el pelinegro con voz calmada, viendo al vampiro frente a ellos-. Sería una pena desperdiciar tan exquisito don.

«Si eres infeliz donde vives te invito a unirte a nosotros, te daremos un lugar en nuestra guardia y no tendrás que volver a pensar y a ver aquello que te atormenta».

- Gracias pero no puedo aceptar -vió a los tres hombres-. Ya sabemos que es lo que pasará.

- No sin una razón -hablo otro, uno con rostro cansado.

Les dio la espalda, ya había decidido, no viviría en un mundo donde su tua cantante no estuviera.

- Que desperdicio -hablo nuevamente el que se encontraba en medio, viendo como se retiraba de la sala.