Capítulo 11

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Tragué saliva, mi corazón latía desbocado y chocaba fuerte contra mi pecho que hasta lo oídos me zumbaban, en mi estómago había un caos y las palabras no me salían.

—¡Dile que sí, dile que sí! —susurraba Mitzy con el cuchillo en la mano.

Negué rápidamente y me alejé, fui al patio trasero y me senté en el pasto junto al muelle.

—¿Entonces qué? Respóndeme —insistió.

—Cuándo llegues hablamos sobre eso, ¿si?

—Piénsalo, y por la noche me dices que te parece, ¿está bien?

—Claro, sí —respondí sin aliento.

—Bien.

Me colgó.

Mi respuesta simplemente era decirle que no.

—¿Que le dijiste a Bryan? —llegó Mitzy con dos vasos rojos.

—Quedamos en que iba a pensarlo.

—Toma —me tendió un vaso y lo agarré—. Conociéndolo, debe estar furioso.

—Yo pienso lo mismo, creo que se molestó y me colgó.

—¿Te da miedo?

—¿Qué? —fruncí el ceño confundida.

—Irte con él, estar con él, salir con él, que te vean con él —bufó—. ¿Te da miedo?

Pensé por un momento, siendo sincera, me aterra estar con alguien famoso. Y todo es por la prensa que siempre inventa cosas que no son.

—No es que tenga miedo, es otra cosa que no puedo explicar.

—¿Es por la fama? ¿Los chismes? ¿Las mujeres que se les quieren meter hasta por los ojos?

—Algo hay de eso, es bastante rápido para irme con él, mi mamá no va a dejarme —me reí.

—Te daré un consejo —sonrió—. Como tu nueva amiga que soy, no dejes que haga lo que quiera contigo si no te gusta algo o solamente piensas que es demasiado, dile.

—¿Por qué me dices eso?

—Porque lo conozco, por eso.

Se levantó del pasto y se metió a la casa. Yo pasé casi todo el día aquí sentada bajo la sombra, mirando yates y motos acuáticas ir y venir.

—¿Me estabas esperando? —escuché una voz detrás de mí que me hizo brincar del susto.

—¡Me asustaste! —me llevé una mano al pecho.

—Creo que es mi maldición hacerlo, ¿no? —soltó una risita traviesa y me miró a los ojos—. Dejé algo pequeño sobre tu cama, en la noche cuando nadie espíe iré a visitarte, te lo pones.

Besó mi mejilla y regresó adentro de la casa sin decir más.

¿Qué será?

La curiosidad no me dejaba, necesitaba saber que era lo que Bryan había dejado sobre mi cama. Y lo único que se me venía a la cabeza era ropa sexy y diminuta.

Recuerdos Adictivos | Brytiago.© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora