Capítulo 27

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❌ BRYAN ❌

Me desperté temprano, el hambre que tenía me obligó. Me levanté de la cama muy despacio y sin moverme mucho, Brianna tenía el sueño muy liviano y cualquier ruido o movimiento brusco que hiciera la iba a despertar.

Fui al baño, me di una ducha rápida. Me puse un jogger y mis sandalias, bajé y no había nadie en la sala.

En la madrugada estaba repleta de personas durmiendo.

Entré en la cocina dispuesto a prepararme un café, y hacer algo para desayunar.

Encontré un poco de pan, jamón y queso. Un sándwich estaría bien con un zumo de naranja.

—¿Al señor no le preparan el desayuno? Creí que la nueva novia lo tendría muy bien servido, en todos los aspectos —escuché la voz de Becky a mis espaldas.

—Me han enseñado a prepararme todo yo sólo y así no dependo de nadie —respondí sin voltear.

—Si tú lo dices.

Estaba preparándome el segundo sándwich, mientras me terminaba el café.

—Yo te llevaría el desayuno hasta la cama, y te daría un buen polvo en las mañanas —sentí sus manos acariciar mis hombros y me volteé.

—No me interesa, así estoy muy bien —me recorrí un poco.

Me miró de pies a cabeza y negó sonriendo.

—Antes hasta me pedías más, que usara ropa como esta —se señaló a si misma.

La miré de reojo y negué.

—Tú lo has dicho, antes...

—Cariño, aun me quieres, yo sé —dió otro paso.

—Estás equivocada, muy equivocada.

—Mírame y dímelo, pero mírame a los ojos y dime que ya no me quieres Bryan —me tomó de la mano, rápidamente la aparté.

La miré a la cara, frustrado.

—¿Por qué haces esto? Sabes bien que desde ese día, yo perdí cualquier interés que tenía hacia ti.

—No perdiste nada, tú todavía me quieres —soltó con mucha seguridad—. Se nota, es fácil darse cuenta porque ayer ni siquiera me miraste, te duele aún.

—No es eso, no quería hablarte es todo —bebí un trago de café.

—Tú sabes que es cierto lo que digo, la única mujer a la que has amado soy yo, y así será siempre.

Me carcajeé y aplaudí fuerte, burlándome de ella.

—¿Qué tanto disparatero dices? Tengo años sin pensar en ti, he tenido mujeres y sí, ninguna me llenaba pero, la conocí a ella —le expliqué moviendo los brazos como loco.

—¿Y qué? Eso no quiere decir nada —se cruzó de brazos—. Es otra más de tu lista de cueros y ya.

—Cállate —murmuré y fruncí las cejas mirándola directo a los ojos.

Recuerdos Adictivos | Brytiago.© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora