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maratón 2/2

Mikasa se observaba en el espejo de su habitación, era la primera vez que no se vestía tan colorida mente, se sentía extraño, pero su atuendo concordaba con su estado de ánimo. Había decidido, ponerse una falda de color negro, una blusa de mangas largas del mismo color que su falda, una medias, y botines altos del mismo color.

Su cabello se encontraba alisado, mientras que su rostro llevaba un tipo de maquillaje simple. Sabía que el azabache le preguntaría el porque de este cambió, pero solo se limitaría a no contestarle y cambiar la plática, muy raro en ella. Ya que Mikasa siempre tiene una respuesta concreta ante ese tipos de preguntás, pero está vez sería diferente.

Tomo su cartera y coloco su celular en ella junto con sus audífonos, suspiro antes de salir. Al llegar a las escaleras desde arriba pudo observar al azabache, este llevaba un pantalón negro de vestir, con una camisa azul marino con dos botones sin abrochar, dejando a la vista un poco de su blanca piel, sus zapatos formales y su cabello azabache un poco desordenado. Simplemente hermoso ante los ojos de ella.

Despejó todos esos pensamientos de su mente y comenzó a bajar las escaleras, ya parada al frente de el sin decir alguna palabra siguió su camino y tomo su gabardina de color negro y salió, dejando al azabache con el seño fruncido.

Suspiro y tomo su saco y las llaves del auto y salió, subió al auto y de reojo observo a la chica que se estaba a su lado. Despegó su mirada de ella y arrancó el auto.

—¿Quieres pasar al puesto de los Jeager a comprarle un regalo, a Erwuin?—le pregunto.

—No, ayer le pedí a Eren que lo llevara—le respondió sin importancia.

El azabache solo se limito a asentir.

Mikasa miro por la ventana y observaba cómo las gotas de lluvia golpeaba el cristal. Las cosas pueden cambiar mucho, nunca pensó que podía llegar a sentirse así. Siempre pensó que los sentimientos eran algo falso, el deseo de una persona, un sentimiento que puedo traerte felicidad así como también dolor, se juro no sentir algo así. Pero sin embargo así se encontraba, sufriendo por algo tan estúpido, y dejando que ese sentimiento se apodere de ella.

El querer alguien implica mucho dolor  y está consciente de eso, pero como detener algo que crece cada día más, cómo detener las ganas de estar con esa persona, de ser la única en su vida, de ser su ralló de luz, de ser la causa de sus desvelos, de ser importante para esa persona. Cómo detener algo que no lo puedes controlar, cómo detener algo que dejaste que floreciera más. No ahí respuesta alguna, no ahí manera. El amor es así.

Tan confuso y a la vez tan hermoso, todo cambia cuando estás con esa persona, tus sonrisas son dedicas solo para el, escondes tu propio dolor para verlo feliz, pelas batallas a su lado sin nada a cambió. Y todo eso lo haces porque amas a esa persona y solo quieres verlo bien, feliz. Mikasa nunca pensó que sus sentimientos cambiarían, estaba segura que nada era real, y tal vez, solo tal vez una parte de ella quiere regresar el tiempo y poder detener ese sentimiento, y parar el dolor que ahora está experimentado.

Si pudiera pedir un deseo, solo sería poder regresar el tiempo y detener lo que ahora le atormenta, quiere dejar de pensar en el, quiere que deje de ser su mundo, pero por más que desea detener ese sentimiento no puede. No es fácil aceptar que te has enamorado de alguien, alguien al cual no puedes tener porque no te pertenece, y aunque lo desees con toda tu alma eso nunca será así, porque siempre te a considera su pequeña hermana, a la cual tiene que proteger con su vida.

Una parte de ella quiere que eso cambie, aunque sabe que eso sería darle lugar a más dolor en su vida. Las cosas serían mejor así, pero como seguir así cuando ahí un sentimiento de por medio, cómo mirarle de otra manera cuando sientea algo más que un agradecimiento. ¿Como?, No ahí manera, no ahí. Y aunque lo duela la única acción es ocultar ese sentimiento por siempre, porque aunque duele sabe que es mejor así, no sentir nada por el azabache.

¿Tu Me Amas? (Levi y Mikasa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora