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Sus mejillas se encontraban muy sonrojadas gracias al mar de lágrimas que brotaba por sus ojos, se aferraba a los cálidos brazos de la castaña. ¿Cómo había pasado ésto?, ¿Porque todo tiene que cambiar?, ¿No había pensado en ella?, ¿En ellos?.

Muchas preguntas borbandeaban la cabeza de la azabache, quería desaparecer, quería que todo esto fuera un sueño, un mal sueño del que pronto despertara. Pero sin embargo el mundo es cruel y siempre intenta dañarnos de mil maneras, Mikasa se preguntaba porque había Sido el y no ella, acaso ella estaba pagando algo para que esto tuviera que pesar, quería desaparecer.

Todavía recuerda las palabras de la castaña, su mundo se detuvo cuando ella le dijo, que el azabache había recibido una bala y había perdido mucha sangre y a base de eso lo tenían que llevar al quirófano. Su mundo se vino abajo, ese brillo desapareció, su sonrisa se borró al escuchar esas simples palabras.

Todo cambió cuando cruzo esa sala de espera, sus esperanzas se perdieron al verlo pasar en esa camilla, su ganas de vivir se esfumaron al escuchar aún paramédico decir, que lo estaban perdiendo, su vida desapareció en tan solo milésima de segundos. Lleva horas sentada en sala, lleva horas esperando una respuesta de parte de los doctores, lleva horas esperando verlo, ver su sonrisa, ver ese azul intenso en sus ojos, escuchar su áspera voz, verlo una última vez.

Escuchar que le diga mocosa, que la regañe por no hacer bien la limpieza, verlo sentado en la sala tomando su típica tasa de te, salir con el todos los domingos, ver una película y escucharlo maldecir cuando se de cuenta de lo cursi que es, viajar con el en el auto, sentir su fría mano sobre la de ella. Quiere verlo, quiere refugiarse en sus brazos así como lo hacía antes.

No lo quiere perder.

—¡Familiares de Levi Akerman!—la voz de un doctor resonó por todo el lugar, con ayuda de la castaña se levantó y camino hacia el.

—Somos nosotros—contesto el Rubio.

—¿Cómo está?—pregunto la castaña con un hilo de Voz.

—La operación fue todo éxito, tuvimos suerte que la bala no causó mucho daño. Ya lo trasladamos a otra sala, dónde lo podrán ver, todavía se encuentra sedado; despertara muy pronto—es regaló una sonrisa. Todos los presentes suspiraron aliviados—¿Desea pasar alguien?.

—Y-Yo—musitó en un susurro la azabache.

—Okey, sígame por favor.

Mikasa suspiro y siguió al doctor por un largo pasillo, quedaron parados enfrente de una puerta color blanco. El mayor como la perrilla y la giro lentamente. Mikasa suspiró.

—Le recomiendo que no haga muchos esfuerzos—Mikasa asintío.

El doctor se alejo dejándola sola, suspiro y entro. Lágrimas cayeron sin cesar al verlo ahí, en su rostro se podían notar leves golpes y leves cortadas en sus mejillas, sus brazos se encontraban vendados impidiendo poder contemplar los tatuajes que este tiene, la parte superior de su abdomen completamente vendado. Suspiro.

Se acercó a el, tomando asiento en la silla que se encontraba ahí. Con cuidado tomo su mano y las entrelazó, escondió su rostro en las sábanas mientras lágrimas salían sin cesar y sollozos salían de sus finos labios.

Levi.




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El azabache abrió sus ojos con dificultad, observo el lugar donde se encontraba, las paredes de un blanco total, un aparato hacia presente a su lado donde pudo ver sus latidos, el horrible aroma a hospital se hizo presente en sus fosas nasales. Chasqueo la lengua al darse cuenta donde se encontraba.

¿Tu Me Amas? (Levi y Mikasa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora