20🍒

312 36 10
                                    

Una semana había trascurido desde el acontecimiento en la casa de los Akerman, todo había regresado a lo que se le podía llamar una tranquila normalidad. Bueno eso pensaban muchos de los vecinos de la pareja, pero nadie sabía que el conflicto seguía y cada día empeoraba.

Las cosas habían cambiado desde ese día, y lastimosamente seguían empeorando en la relación de los Akerman. Las actitudes de la menor habían cambiado por completo, de ser una chica dulce y tierna, se convirtió en alguien sin sentimientos, fría. Y eso no le gustaba al mayor.

Se preguntaba que había sucedido ese día para que su dulce Mikasa aya cambiado tan drásticamente, ya no era la misma, todas los días llegaba tarde del colegio, comenzaba a ignorar todo lo que provenía de el, no comía con el, en las noches cerraba su habitación con seguro para evitar que el entrara. Todo ya no era de un dulce color rosa, se había vuelto en algo tan gris, y eso le preocupaba.

Al principio había pensado lo peor y cuando quiso saber la verdad, simplemente la azabache le gritó que la dejara en paz. En esta semana la única conversación que había tenido, y una conversación que no duró nada, fue el día que ella llego muy tarde a su hogar, y claro recibió un regaño de parte de el, pero eso poco le importa. Simplemente tomo sus cosas y se encerró en su habitación como siempre.

¿Que le sucede?.

Era la pregunta que siempre adornaba la cabeza del azabache, pero sin importar que ella se estuviera alejando de el, el la seguía amando y ruega para que las cosas vuelvan a su normalidad.

La necesitaba.

Ahora más que nunca.

—¿Su comportamiento sigue igual?—pregunto la castaña dándole un sorbo a su cerveza.

—Si—suspiro el azabache.

—Todo mejorará, ya veras—lo consoló el rubio—Es solo una etapa de la adolescencia.

—No lo creo.

—¡Hay Levi, activo su sexto sentido de madre protectora!—chillo la castaña con emoción, causando que la fulminante mirada del azabache se sentrara en ella.

—¡Cállate maldita!—exclamo molesto.

La puerta del hogar fue abierta, los tres mayores fijaron su vista en esa dirección. En ella entro la pequeña azabache, solo dió una pequeña mirada hacia el lugar de los mayores y sin decir alguna palabra siguió su camino.

El azabache suspiro. 


🍒🍒🍒

Mikasa entro a su habitación y suspiro, sin esperar más sus lágrimas salieron sin algún permiso. ¿Porque lloraba?, ¿Porque se había vuelto tan débil?, ¿Porque no podía olvidar las palabras de esa persona?.

Si, todo los días era atormenta por esas simples palabras, todos los días soñaba con ese día, todos los días intentaba abrir esa maldita carta pero era demasiado cobarde para aceptar la realidad. Estaba arta de no poder seguir igual que antes, no podía todo había cambiado, no solo en su relación con el azabache, que aunque se negara lo extrañaba. Y mucho.

Quería ser fuerte y poder abrir esa carta, de alguna manera sentía que esa carta tenía la respuesta ante sus preguntas. Pero sin embargo era demasiado cobarde para hacerlo. Bueno en realidad tenía miedo de que esa carta decida lo que está pasando, muchas cosas pueden pasar al leerla, tanto buenas como malas. Y no está preparada.

Sabe que su comportamiento no es el mejor y que tal vez el azabache está sufriendo, pero es lo mejor, por ahora necesita mantenerse alejada de todo y de todos. Y eso lastimosamente lo incluye a el.

¿Tu Me Amas? (Levi y Mikasa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora