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Maratón, 1/2.

Mikasa termino de colocarse un poco de brillo labial en sus delgados labios, se alejo un poco del gran gran espejo y observo su reflejo.

Su cuestionaba si lo que estaba apunto de hacer estaba bien o no, ella no quería defraudar a esa persona que la cuido y protegió todo este tiempo, pero es más grande su deseo por ser alguien normal, aunque sea por una noche. Desde pequeña se considero diferente a los demás, cada vez que estaba con los niños se sentía como un bicho raro, y eso sigue sucediendo.

Siempre fue diferente, nunca le gustaba estar con los demás niños, preferiría leer un libro en vez de ir y jugar con los ellos, prefería estar solo, prefería estar en lugares tranquilos, siempre pensó que algo en ella estaba mal, pero el siempre lee decía que no, ella era diferente y eso estaba bien, pero sin embargo nunca se sintió segura.

Pensó que todo acabaría cuando entro al instituto, pero las cosas siguieron iguales, no está en  segundo año, dónde conoció al castaño de ojos verdes y su pequeño amigo de cabellera rubia, ellos nunca le vieron como un bicho raro, y por primera vez se sintió bien con ella misma. Pero sin embargo nunca se sentía segura a salir alguna fiesta o con algunos de sus amigos.

Pero está vez quería que fuera diferente, quería cambiar, quería ser otra chica. Esa chica que sale con sus amigos, sale a fiesta, sale con algún pretendiente, quería ser otra Mikasa y estaba dispuesta a cambiar.

Aunque dudaba de eso.

Sonrió y de su cama tomo su pequeña mochila y la coloco en sus hombros, apagó la luz de su habitación y se encaminó hacia la ventana, miro por última vez para la puerta asegurándose que el azabache no entrara, suspiro y salió observo hacía abajo, serró sus ojos y se dejó caer. Le daba las gracias al azabache que siempre dejaba esa pequeña montaña de hojas, si no ahora mismo iría al hospital.

Se incorporó tratando de hacer el menor ruido posible, del bolsillo de su pantalón saco su celular abrió el chat de su amiga y le mando un mensaje indicándole que ya había salido. Guardo rápido su celular y con mucha agilidad salió corriendo hacia la carretera principal donde la estaría esperando su amiga, no sin antes ver por última vez hacia su casa y asegurarse que el azabache no se haya dado cuenta.

Cuando se percato que ya se encontraba lo suficiente lejos de su vivienda se detuvo, recupero el aire y siguió su caminata, no tardó mucho en llegar a la carretera principal y encontrarse con el auto de su amiga. Sonrió y se acercó a el, al estar enfrente la puerta fué abierta entro y saludo a sus amigas que se encontraban en el.

—¡Bien vámonos!—exclamo la rubia arrancando el auto.

Todo el camino fue un silenció absoluto, la pequeña azabache solo miraba por la ventana y presenciaba la pequeña melodía que desprendía la radio, no tardaron mucho en llegar a la residencia de los Jeager, Mikasa lo observo desde afuera.

La música estaba aún muy alto volumen, habían muchas luces que salían de la gran casa, gente entrando y saliendo y en sus manos un vaso de color rojo, el cuerpo de Mikasa se tenso al ver tanta gente. Suspiro y salió del auto al igual que sus amigas, se encaminaron hacia la entrada de la casa no sin antes ser saludas por persona que Mikasa no conocía, se sintió incómoda.

Al estar ya dentro del lugar la respiración de Mikasa se volvió muy agitada, habían mucho más personas que afuera todas bailando de una manera muy extraña, la música eran aún más fuerte y las luces iluminaban muy poco el lugar. Suspiro.

Sintió como fue tomada, se sobresalto y observo a la persona que la había jalado, suspiro al ver que era la castaña que la llevaba a lo que parecía ser la sala de la casa donde no habían muchas gente, sonrió al ver todos sus amigos sentados en los sofás del lugar. Tomo asiento en uno.

¿Tu Me Amas? (Levi y Mikasa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora