Capítulo 32

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Dean:

Han pasado casi tres semanas desde que entramos de nuevo a la universidad. Mis primas y yo estamos llenos de trabajos. Poco tiempo nos queda para nosotros mismos, pues también tenemos que cuidar a la abuelita, que no se ha sentido muy bien que se diga.

Antes de meterme en la cama después de una larga noche, escucho la campana que le compramos a la abuela. Salgo de mi habitación y voy a la de ella.

-¿qué pasó, abuelita?- me dirijo hasta su cama.

Se sienta y me apunta un cajón.

-tráeme el sobre de manila que está de último, por favor- me levanto y hago caso de lo que dice.

Le entrego el sobre. No lo abre, sólo me lo entrega de vuelta.

-todo esto es tuyo, todo te pertenece. Sé que tus primas y Rose van a estar de acuerdo en eso. Tú eres mi vida, has sido mi compañero por veintitrés años. Tú verás lo que haces con la casa, te la puedes quedar o la puedes vender.

No entiendo nada de lo que está pasando.

-te prometí que siempre vamos a estar juntos, y lo vamos a hacer. Siempre voy a estar aquí- apunta con su dedo anular mi corazón- si me recuerdas, voy a vivir siempre para ti, y siempre vas a sentirme junto a ti.

Mis ojos se llenan de lágrimas, no puedo evitarlo.

-te quiero muchísimo, Dean.

-yo también, te quiero, abuelita.

Se vuelve a acostar y se tapa con las cobijas.

Le doy un beso en la frente y salgo de la habitación.

(...)

Flashback

Omnisciente:

Todos estaban en la sala de espera del hospital, esperaban al nuevo íntegrante de la familia.

Cuando anunciaron que podían pasar a la sala de incubación, todos salieron corriendo.

La abuela llegó primero.

-quiero ver a mi pequeñin.

La enfermera levantó a un pequeño bulto y lo indicó.

La abuela se acercó al vidrio y lo acarició.

-mi primer nieto... Yo soy tu abuelita. Te voy a enseñar todo... Vamos a ser tú y yo, vamos a estar juntos por siempre.

Fin del Flashback

Dean:

Me levanto, agarro las pastillas de mi tocador y voy a la habitación de la abuela.

Entro sin tocar, se me ha hecho tarde y tengo afán.

-despierta, dormilona, es hora de tomar las pastillas.

La abuela no hace el intento de moverse, y me acerco. Le doy un beso en la mejilla y la muevo.

-despierta.

Agarro su mano y está fría.

Anoche, cuando me dijo eso, todo se pasó por mi cabeza... Todo... Menos el perderla.

-¡Sadie!- toco la puerta de su habitación con desespero- ¡Sadie! ¡INGRID! ¡AYUDA!

me tiendo en el piso, cubro mi cara con mis manos y comienzo a llorar.

-¿qué pasó?- reconozco la voz de Sadie- ¡Dean, qué pasó!

-la abuela...

-¿qué le pasó a la abuela?- ahora la voz de Ingrid.

-no reacciona.

Siento pasos correr y cuando alguien me ayuda a levantarme, sé que los pasos fueron de Ingrid.

(...)

Llamamos a la Tía Rose y quedó de venir. Estamos en la sala de velacion, el cuerpo de mi abuela está en una maldita caja... Inmóvil... Y yo... Yo ahora estoy solo.

-¿qué piensas hacer, Dean?- Ingrid acaricia mi espalda.

-yo ya no tengo nada que hacer en esa casa... Tampoco la quiero vender, pero no quiero permanecer lleno de recuerdos.

Ingrid aprieta los labios.

-y ahora que... La abuela ya no está...

Sadie entra en ese momento con dos tazas de café en sus manos. Niego cuando me entrega la mía.

-tienes que tomar algo.

Sé que ellas también están destrozadas... No soy el único que sufrió una pérdida.

-¿a qué horas llega mamá?- pregunta Ingrid.

-no lo sé, pero supongo que ya debe estar viajando, pues no me contesta el celular.

Todos mienten, ya sea por bondad o por maldad. Las personas mienten, ya sea para hacerte feliz, o para volverte mierda. El juntos para siempre no es verdadero. Todos mienten cuando te dicen que siempre van a estar contigo, pase lo que pase... A mí me mintió la persona que yo menos esperaba.

Juntos. (Fadie) #2 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora