Capítulo 5

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Finn:

Millie tenía todo perfectamente planeado. Al medio día la comida estaba lista y justo a tiempo. Solo faltaba una hora para que Sadie estuviese con nosotros. Mi regalo para ella estaba encima de su cama, espero que le guste demasiado.

—¡Finn ya falta media hora, ven!— acomodo por última vez el peluche enorme de unicornio y bajo corriendo las escaleras.

Sophia y Millie están completamente listas. Millie no se da cuenta, pero se está balanceando de un lado a otro, y por lo que he podido analizar, es una nueva costumbre que ha agarrado para expresar su felicidad. 

Salimos juntos, me subo al auto. Millie se pone a mi lado y Sophia va en los asientos de atrás.

—¿crees que esté más alta? Su etapa de crecer ya pasó, pero es posible que haya crecido. ¿Y si cambió su manera de ser? ¿Va a seguir siendo mi cómplice?

—no te acostumbres mucho a esto, Millie. Sadie se volverá a ir cuando sus clases inicien— la sonrisa de Millie se desvaneció al escuchar las palabras crueles de Sophia.

La realidad es cruel, muy cruel.

—respondiendo a tus preguntas, Millie— hablo para hacerla sentir mejor— no creo que haya crecido. Puede ser que haya cambiado un poquito. Siempre va a seguir siendo tu cómplice y tu mejor amiga.

La sonrisa de Millie vuelve a relucir.

Aparcamos el coche y Millie sale como si hubiera una chincheta en el asiento. Preguntamos a una chica cuál era la puerta por la que entraban los vuelos de la ciudad de Bogotá. Millie preguntó por el que Salía de allá a las siete de la mañana y la chica nos respondió que no le faltaba mucho para llegar.

—¿crees que tenga hambre? ¿Y si tiene sed? ¿Le gusta el agua? ¡Finn, ayúdameeee!— la histérica de Millie me agarra de la camisa y comienza a sacudirme— ¡¿Cómo puedes estar así de tranquilo?!

—Millie, calmate— Sophia hace que me suelte. Me acomodo mi camisa— no se preocupa porque tú tienes todo lo necesario. Tragiste fruta picada y agua.

Millie se estaba quedando dormida en mi hombro cuando escuchamos un chillido proveniente de Sophia.

Eran las 3 A. M. Cuando me despertaste y subimos al coche y conducimos lo más lejos que pudimos ir, solo para estar lejos. Hablamos de nuestras vidas hasta que el sol salió y ahora estoy pensando como desearía regresar. Solo por un día más, un día más contigo.

Mi corazón comienza a palpitar rápido al ver su dulce carita, con sus mejillitas sonrojadas y sus ojos brillosos. Quiero correr, abrazarla y no sé cómo logro contenerme. Me siento raro. Volver a verla en persona después de tanto tiempo...

Cada vez que veo tu cara. Cada vez que tú ves mi camino, es como si todo estuviera en su lugar. Todo se siente bien. Desde que te fuiste, dejaste mi vida en desorden. Todo lo que quiero es un día más, todo lo que necesito es un día más contigo.

Cuando veo que Millie tiene intenciones de soltar la carrera, lo hago yo primero. Soy más alto que Millie, y por lo tanto, más rápido. Cuando Sadie me ve correr, por reflejo, ella levanta sus brazos. Tengo intenciones de cargarla. No me cuesta nada levantarla.

—¡te extrañé! — es lo único que le puedo decir antes de que ella junte nuestro labios.

Engancha sus piernas en mi cadera y los dos comenzamos un beso maravilloso.

—¡estamos en un aeropuerto!— Sadie da un respingo por el grito de Millie y me muerde el labio inferior.

Suelto un quejido y frunzo el ceño. Ella se separa rápidamente.

—ay, lo siento.

La vuelvo a poner en el piso y acaricia mi labio.

—¡eres la mejor amiga, gracias  por venir a recogerme, Millie!— Millie hace a sus manos "hablar"— no es por nada, Sadie, sabes que haría todo por ti.

Mi novia se acerca a Millie y le da un abrazo. Las dos se abrazan y puedo ver que los ojos de Millie se llenan al instante de lágrimas.

Saludo a Ingrid y al chico. Sadie me había comentado algo sobre él. El primo Dean.

—te extrañé demasiado, Millie— la voz de mi Sadie suena más chillona y sé que ya ha llorado.

—yo también, Sadie.

Se vuelven a abrazar  y Millie no quiere soltarla.

Después de cuatro abrazos, Sadie se dirige a Sophia. Ella también tiene los ojos rojos, no pensé que Soph también fuese a llorar.

—vamos por las maletas— le extiendo mi mano a Sadie y ella la toma.

—¿y mamá? ¿Dónde está?— pregunta Ingrid.

—no se sentía demasiado bien, así que no pudo acompañarnos— habló Sophia.

—¿qué tiene? ¿Es grave?— pregunta ahora Sadie.

—no, solo una gripita. Ya se le pasa. Con solo verte a ti, ya verás que se le pasa— agarro la barbilla de Sadie y le doy un pequeño piquito. Verla sonreír después de esto es lo más bonito que me ha pasado.

—¡el dulce!— Millie mueve sus manos en forma de abanico y continúa caminando.

Nunca vamos a cambiar.

Juntos. (Fadie) #2 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora