Capítulo 47

421 60 19
                                    

Sadie:

Mamá había preparado un café delicioso. Habíamos tenido la bienvenida más sencilla, pero más cálida que pudimos haber tenido.

-deben estar cansados- acarició la cabeza de mi hermana- ¿Quieren dormir? Yo tengo turno en el hospital, así que no me puedo quedar más tiempo.

-yo si voy a dormir, tengo sueño- habla mi hermana con desgano.

-yo voy a ver a Finn.

Yo también estoy cansada, pero necesito hablar con alguien lo más rápido posible.

-voy a buscar un empleo, supongo que no tiene que ser tan difícil. Puedo trabajar como mesero, lo que sea, hay que aprovechar el tiempo el máximo.

Mamá le regala una sonrisa a Dean... Si ella supiera.

Me levanto de la mesa y así, como estoy, salgo de la casa. Me subo en un taxi y le doy la dirección de la casa de Finn.

Cuando llegamos, le pido al señor que me espere unos segundos, no tengo dinero para pagarle, le voy a pedir prestado dinero a Finn.

(...)

-¿Entonces tu hermana y Dean...?

-mjm.

-mi amor, pues... No tengo palabras. No sé qué decir o hacer para hacerte sentir bien...

Me llevo la cuchara con cereal a la boca.

-pero, bonita, según lo que me cuentas... La manera en la que me cuentas que reaccionaste, no creo que...

-¡¿tú también?!

-¡mi amor, solo te estoy diciendo lo que opino, no te alteres!

Termino de comer mi cereal y después de lavar el traste, Finn y yo Subimos a su habitación. Conversamos de varias cosas, evadiendo, o por lo menos intentando evadir por completo el tema de mi hermana y Dean.

-Sadie

-¿qué pasó?

-te amo.

Sonrío. Me apoyo en los codos y me acerco a él cada vez más. Nos besamos por varios segundos, minutos, horas, lo que hayan sido, hasta que de la nada, me sorprendo a mi misma preguntándole:

-¿tienes condones?- Finn asiente.

Le hago señas para que vaya en busca de los "chicles" y él se apresura.

Omnisciente:

Cuando Finn volvió, los dos comenzaron de nuevo con los besos. Eran suaves, se dejaban llevar los dos por el romance. Lo lindo del momento.

Sadie estaba completamente desnuda ante Finn, y él también lo estaba. La pelirroja abrió con temor las piernas, y cuando Finn estuvo dentro, Sadie frunció el ceño y soltó un gemido, que fue más de dolor que de satisfacción.

Era su segunda vez y le dolía, todavía dolía. No tanto como la primera vez, pero si dolía.

Con cada embestida, el azabache se sentía más culpable aún. La había cagado más de tres veces con la pelirroja y ella lo había perdonado... Se preguntaba si lo perdonaría por una última vez.

Juntos. (Fadie) #2 ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora