Juntos. (Fadie) #2 ✔

Capítulo 80

Finn:

Espero las vacaciones de Diciembre con ansias. Ya no puedo más, la universidad, el trabajo, Emma, Sadie... ¡Todo está sobre mis malditos hombros! y estoy seguro de que en algún momento voy a mandar todo a la mierda...

Sadie habla del compromiso de Millie con entusiasmo. Yo juego con Emma en la cama.

-¿cuando me vas a pedir que nos casemos?- dejo de mover los juguetes que están tirados en la cama y levanto mi mirada hacia Sadie- tenemos una bebé, es lo mínimo que puedes hacer.

No sé qué decir. No sé qué hacer. Su pregunta me ha dejado atónito, sé que tiene razón. Pero... ¿Por qué ahora? Ella más que nadie sabe que todo lo que está pasando es difícil.

Tenía planeado pedirle que nos casemos, sí, pero repito: no ahora.

-¿Quieres que te pida que seas mi esposa?- es lo único que sale de mi boca. Sé que hablo puras estupideces, pero creo que esta se lleva el primer puesto.

-¡sí! ¡Yo me quiero casar contigo! ¿Acaso tú no quieres casarte conmigo?- niego.

-no es que no quiera, lo que pasa es que... Con todo esto, el matrimonio sería como una carga más.

Sadie suelta un gruñido. Gatea en la cama hasta llegar a mí.

-perdón, mi amor... Es que... No sé. No quiero presionarte ni obligarte a hacer algo que tú no quieres.

La rodeo con mis brazos.

-no me obligarías a hacer nada. Te confieso que si tenía planeado pedirte que seas mi esposa, pero después... No sé ¿cuando vayamos por el cuarto bebé más o menos?- Sadie sonríe.

Comienzo a besar su cuello. Me detengo cuando veo que Emma hace algo como una pirueta, no era exactamente eso, pero fue algo parecido.

-¡Emma!- me estiro y afortunadamente, logro agarrarla antes de que suceda una tragedia.

Emma pone sus ojazos en mi y extiende sus labios.

-no vuelvas a hacer eso, Emma Wolfhard- frunzo el ceño y Emma deja de sonreír.

Sus ojitos se llenan de lágrimas y me mira fijamente, como queriendo hacerme sentir mal. Pequeña manipuladora.

-cariño, me estás ahogando- intento levantarme rápido después de escuchar las palabras de Sadie.

Pongo a Emma en medio de los dos.

-hasta ahora, esto ha sido lo más arriesgado que ha hecho.

Siempre pensé que los bebés eran demasiado inquietos, y puede que sea así, pero puedo decir que tuve la suerte de que mi bebé sea como un alma de Dios. Es que Emma es demasiado calmada, solo llora cuando se asusta con algún ruido, cuando tiene hambre o cuando hay que cambiarla.

Ni siquiera en las madrugadas llora, o bueno, solo cuando Sadie no apaga la alarma rápido.

El tema del matrimonio queda en el olvido, gracias al cielo. Sadie y yo nos acostamos tranquilos. Hablamos un rato, sobre mil cosas; la universidad, el compromiso de Millie, el tema de su hermana y su primo, el tema de su padre (pudimos hablar de esto sin tener que tocar necesariamente el tema de Iris y se sintió demasiado bien), nuestra relación. Pero mi parte favorita fue cuando llegamos a hablar del futuro de Emma.

(...)

Me despierto por el llanto de Emma. Sadie está profundamente dormida. Decido que no la voy a despertar, así que me levanto y me dirijo a la cuna.

-¿qué pasó?- hablo. Emma deja de llorar al verme... Verme... ¿Ella ya me puede distinguir?- ¿por qué lloras, princesa?

La cargo.

La llevo a la cama y la recuesto, miro si su pañal necesita cambio, y sí, sí lo necesita. La cambio con miedo, con miedo de que se lo ponga mal, o de que haga algo mal y después la bebé tenga algo en la piel.

-¿tienes hambre?- me siento Estúpido preguntándole eso, principalmente porque sé que no me va a responder, y en segunda, porque sé que tiene hambre.

Otra característica de Emma es que es muy glotona.

Al principio pensé en darle un biberón, pero no sé cómo se preparan y no estoy dispuesto a causarle un daño de estómago a Emma.

Despierto a Sadie. Ella no reniega, sabe que es hora de alimentar a Emma.

Apoyo mi cabeza en mis manos y miró como Emma succiona.

-podría ser asqueroso, pero es hermoso.

Sadie ríe.

¿Cómo sería la manera perfecta de proponerle matrimonio?