Alexander iba hecho una furia por los pasillos de la universidad. Llegó hasta su casillero y lo comenzó a golpear con un odio visceral. Finalmente, abrió la puerta y sacó todos sus cuadernos para aventarlos dentro de su mochila.
Drake cerró la puerta de su casillero, que estaba junto al de Alex, y levantó las manos.
—No me golpees... solo venía por mi cuaderno de música.
El peliplatinado le lanzó una mirada asesina y suspiró, cerrando con fuerza su casillero.
—Que tengas un excelente día. —Le sonrió sarcástico al rubio y se fue, dando unas pisadas pesadas, empujando a los pequeños primersemestrinos que hablaban en el pasillo. Llegó hasta su motocicleta y comenzó a gritar todo tipo de groserías; la sangre le hervía por la furia que intentaba contener.
Francisco estaba sentado platicando con sus amigos cuando su celular vibró, llamando su atención; el chico abrió el mensaje y soltó un fuerte grito.
—¡MIS OJOS!
Emiliano le quitó el celular extrañado y vio la imagen.
—Oh Dios, ¡Papacitoooo! —Rio burlón.
Aurelio se asomó y una sonrisa se le pintó de oreja a oreja.
—Ricitos de oro, tienes - que - ver - esto...
Drake se acercó dándole el último trago a su refresco y tomó el celular, dando un grito de horror.
— ¡Eso me perseguirá en mis peores pesadillas! ¡Apágalo, apágalo! —Se cubrió el rostro sonrojado y espantado, al ver esa cosa amazónica.
Alguien de la clase de artes le había tomado fotos a Alexander cuando estaba desnudo, posando de modelo, y las difundió por toda la escuela; algo que, sin duda, le había traído todo tipo de problemas.
Los mensajes llovieron en el celular del de ojos grises, hasta que lo apagó y lo dejó guardado en su mochila; en verdad no quería saber más de nada ni nadie. Se subió a su moto y fue directo al trabajo. Su compañera, Laura, ya lo esperaba con un dulce en las manos.
—Hola. ¿Y esa carita?
—No es nada, solo estoy cansado. —Suspiró y vio entrar a la misma chica de siempre que tanto le fastidiaba. La mujer se acercó a la barra y miró al hombre, mordiéndose los labios.
—Hola. ¿Lo mismo de siempre? —dijo Alex bastante serio.
—No, esta vez... vengo para preguntarte si te gustaría ver películas hoy en la noche, tengo casa sola... —La rubia levantó las cejas pícara y acarició suavemente la mano del de barba.
Alex frunció el ceño bastante molesto y le arrebató la mano.
—Vas a querer un café ¿sí o no? No estoy para gastar el tiempo, tengo mucha gente que atender.
[...]
Samantha fue a la dirección para denunciar que había visto a la chica que había difundido la foto de Alexander.
—Muchas gracias, lo tomaremos en cuenta, y tal vez mañana hablemos con el señor Quintana —dijo el director, saliendo de su oficina con la chica.
—Sí, no me gustaría que lo castiguen por ese acto tan bajo de parte de alguien ajeno... ¡Qué horror que la gente sea así! —La pelirroja salió y se encontró con los muchachos gritando asqueados. —Vamos a ir a la cafetería para solucionar esto: somos humanos que se ayudan entre sí. —Miró al ridículo de su novio y rodó los ojos—. Francisco, deja de vomitar; él es un hombre y tú también lo eres.
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Let's Forget Our Demons
Teen FictionCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...