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Alex terminó de escribir el mensaje para Drake y apagó su celular.—¿Vas a comer aquí? —le preguntó Magaly desde la cocina.
—Sí, tenemos que hablar. Magaly... ¿Extrañas a Samantha? —le dijo desde el sillón, mirando el suelo y jugando con sus manos, nervioso.
—Bueno... no, ella es una mala persona que nos hizo mucho daño, aunque... es una pena que la hayan encontrado así en ese callejón, nadie sabe lo que le pasó con exactitud, pero los policías asumieron que fue un asalto o un intento de violación.
—Sí... fue algo muy feo... —Se quedó perdido, viendo la pared en la que había asesinado a la mujer.
—¿Alex? Tierra llamando a Alex.
—¿Ugh?
—Que vengas a comer. —La chica hizo una mueca—. ¿Estás bien?
—S-sí. —Se levantó y se acercó a la mesa para sentarse frente a ella. Tomó su mano con cariño y le sonrió preocupado.
—¿Qué sucede? Sabes que puedes contarme lo que sea ¿verdad?
El chico asintió y suspiró para empezar a comer.
—Magaly... eres mi mejor amiga y no dejaría que alguien te hiciera daño; haría cualquier cosa por ti ¿lo sabes?
Ella asintió con ternura mientras masticaba.
—Entonces necesito que sepas algo... —Señaló la pared sin quitarle la vista de encima a la chica. — Samantha... era una mujer horrible que quería dañarte más de lo que ya lo había hecho y yo no podía permitirlo.
La mujer pasó su bocado, desconcertada.
—¿De qué hablas, Alex?
Volteó a ver a la pared y cerró los ojos con miedo; temía que la única mujer de su vida le diera la espalda. Se mordió los labios y decidió soltarlo sin más rodeos.
—Yo maté a Samantha. —Agachó la cabeza para no ver la expresión de Magaly. Simplemente estaba aterrado.
La chica bajó su tenedor lentamente y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—¿Esto es una broma? —susurró con una voz tranquila y dulce.
El peliplatinado negó y soltó el agarre de su mano, pero Magaly lo apretó aún más fuerte, impidiendo que se soltaran y haciendo que este levantara la cabeza y la mirara con angustia.
—Por favor... háblame. —Tomó ambas manos de la mujer y las puso en su frente pálida—. Por favor, no me dejes —dijo con la voz entrecortada.
La mujer de azabache intentó decir palabra, pero simplemente no pudo; no sabía cómo reaccionar ante tal confesión. Soltó sus manos y se levantó para acercarse a él.
Alexander recargó su frente en el abdomen de Magaly y la abrazó fuerte. Ella acarició sus cabellos plateados.
—Bueno... supongo que fue solo para protegerme así que... está bien, no te dejaré por eso —susurró. La chica puso las manos en sus mejillas y se puso en cuclillas para ver los ojos del hombre. —Todo estará bien, no estoy molesta contigo. Quiero ir a visitarla.
—Podemos ir mañana si quieres...
Ella asintió y se levantó para alejarse y volver a su comida. Tomó el tenedor y continuó comiendo con la mano temblorosa.
Alex la miró de reojo y siguió comiendo en silencio, entendiendo lo fuerte que esa confesión podía llegar a ser para ella y que podría tardar en procesarlo, así que no le extrañó su reacción tan tranquila ante la situación.
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Let's Forget Our Demons
Teen FictionCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...