James le dio un sorbo a su café y le echó un vistazo a Roberto, que se encontraba al final de la mesa, amarrado y siendo vigilado por Carlos, quien portaba un rifle.
—Es que... o sea... no, Alex no es así —dijo Aurelio mientras jugaba con la cuchara del té—. No es así ¿verdad? Todos sabemos que aquí hay gato encerrado.
James lo miró de reojo y bajó la taza lentamente.
—¿Por qué Magaly mentiría? Es su mejor amiga, ella lo conoce desde antes que cualquiera de aquí.
—¡ES UNA MALDITA MENTIROSA! —gritó Roberto y se intentó desamarrar con desesperación.
Carlos cargó la escopeta.
—Cálmate, no quiero sesos en la mesa.
—Ok, pongamos que mintió ¿Por qué mentiría? —dijo James con la mente fría.
Todos se quedaron callados, nadie tenía una respuesta, nadie entendía lo que sucedía.
—Supongo que jamás conocimos a Alex —contestó Carlos pasando las manos por su rostro, cansado.
—¡Samantha! —gritó Sixx a la nada y todos lo voltearon a ver confundidos—. Alex sí la mató, lo sé, ella me lo dijo.
—¿Cómo te lo dijo? —preguntó el rubio a la defensiva.
—Los fantasmas siempre hablan.
Roberto rio sarcásticamente y miró a sus amigos.
—¿Ustedes van a poner en duda a Alex por lo que un loco les diga? ¡Malditos hipócritas! —Volvió a luchar—. ¡Magaly es una maldita mentirosa y merece estar muerta! ¡A mi Alex jamás me puso un dedo encima y ustedes saben lo jodidas que han sido mis relaciones! ¿Por qué Alex le haría algo a Magaly?
—Para... Aquí hay algo extraño... —James se quedó pensando unos segundos y señaló a Roberto—. ¿Recuerdas cuando Alexander volvió a casa con una foto de él y todo eso...?
—¿El amarre? Eso era un juego de niños —contestó el rubio con una ceja levantada.
—Todos supimos que la única que hacía esas cosas era Samantha. Samantha estaba enamorada de Alex, Camila me lo dijo.
—Alex tuvo el accidente el día que peleó con Magaly, dijo que la había notado rara y que prefería estar con Samantha... Él me dijo que Samantha le había hecho un trabajo a Magaly... —contestó Roberto.
—¿Fue el día que Magaly vino con las flores? —le preguntó Carlos a su hermano y este asintió.
—Encontraron a Samantha muerta por esos días... pero si así hubiera sido, Alexander estaba jodido —dijo Aurelio, dando un sorbo al té.
—¡Ah, ya! Dejen de intentar culpar a Alex; todos sabemos que Magaly estaba celosa de nuestra relación.
—Alex solo era su amigo, tengo buen ojo para esas cosas —dijo el moreno.
—¡Esa zorra siempre le hacía ojitos! ¡Alex se quedaba a dormir con ella!
—¡¿Alexander se acostaba con Magaly?! —exclamó Aurelio con indignación—. Que suerte tiene esa perra.
—No estúpido, Alex se quedaba en el sillón.
—A mí se me hace que te pusieron los cuernos, hermano. —Carlos se botó de la risa—. Ya sabes cómo son las mujeres; seguro solo está celosa y se aprovechó del momento para alejarlo de ti. Cuántos dramas aquí.
—Pues que malos dramas porque por eso van a matar al papucho. —Aurelio rodó los ojos—. Quiero dejar en claro que yo no le enseñé eso a la niña, así que a mí ni me metan. ¿No se puede hacer algo?
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Let's Forget Our Demons
Novela JuvenilCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...