"Buenas noches, bienvenidos a su noticiero nocturno favorito: El círculo. Esta mañana fue detenido Alexander Q., el legítimo hijo del dueño de Grupo AQ; Alonso Quintana. El chico de veintidós años fue acusado por el presunto homicidio de Owen Rackstall, uno de sus compañeros en la universidad URR..."
Alex escuchó unos pasos acelerados que se acercaban a la celda en la que se encontraba con otros cinco sujetos.
—¡Alex! —gritó Roberto a lo lejos, después de sobornar al guardia para que le diera cinco minutos con su hombre.
El peliplatinado se levantó y se acercó a las barras para atrapar el rostro del menor entre sus manos.
—¡Roberto! —Apretó sus mejillas y lo besó desesperado.
—¿Te hicieron daño? —Roberto revisó su rostro con moretones por la pelea con el señor Ramírez.
Carlos miró de reojo a los hombres dentro de la celda y los separó.
Alexander negó.
—T-tienes que huir —susurró y miró a Carlos—. ¿Él qué hace aquí?
—Lo sabe todo —contestó el más bajo.
—Sí, no te preocupes, Lex. Ya nos interrogaron, están llamando a todos. Escucha... —Carlos pasó las manos por su nariz y lo miró de reojo, intentando ser discreto—. Roberto me contó todo. Ya moví contactos; él está seguro, el problema es que solo me dejaron salvar el pellejo de una sola persona. Lo siento.
Alexander miró a los hermanos.
—F-fue en defensa propia, seguro me declararán inocente...
—Eso espero. Mi viejo no recuerda nada de lo que pasó la otra noche, así que por ese lado no tendrás más cargos —contestó Carlos, mirando de reojo la reacción de Roberto, quien estaba llorando en silencio, lleno de furia y frustración.
—¿Qué les preguntaron? —dijo Alex intrigado.
—Cosas cotidianas, ya sabes, que en dónde estabas, si te habíamos visto, blah, blah, blah —respondió Carlos, rodando los ojos.
El platinado asintió e intentó calmar al rubio.
—Tranquilo, sabes que fue en defensa propia; saldré rápido de aquí ¿ok? y nos vamos a casar y todo será perfecto...
—¿Y si no es así? —preguntó Roberto con la mirada perdida.
—Será así. Necesito llamarle al abogado de mi papá, él es muy bueno...
Roberto asintió.
—¿Necesitas que llamemos o movamos algo por ti?
Alex negó y volteó a ver a sus compañeros de celda.
—Cuida mucho a Storm y no hagas ninguna estupidez.
—¡Hey! Se les acabó su tiempo —gritó uno de los guardias—. Ya pasaron sus cinco minutos.
El de barba asintió y le dio un último beso a Roberto.
—Tranquilo, verás que todo estará bien.
Carlos jaló del brazo al más bajo al ver que el policía ya se acercaba con un taser.
—Ya nos vamos; cualquier cosa nos avisas.
Alex asintió y se dio la vuelta para evitar ver a Roberto partir.
—¿Ustedes qué me ven? —les dijo a sus compañeros de celda con un tono más grave y frío.
—Quién diría que con esa pinta ruda y esa voz de macho nos saldrías tan putito —dijo uno de los hombres, riendo con sus compañeros.
—¡¿Quieres que te enseñe que tan macho puedo ser?! —contestó Alex con furia y se levantó.
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Let's Forget Our Demons
Novela JuvenilCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...