Alexander entró al departamento seguido por Drake y Storm.
—¿Qué te ofrezco de tomar? Tengo de todo. —Se acercó al sillón y tomó una playera limpia para ponérsela.
Drake observó el techo y sintió una energía bastante mala, haciéndolo recordar las pláticas de Sixx sobre energía y cosas esotéricas.
—Hmmm... agua estaría bien...
Storm subió al segundo piso y comenzó a ladrar como loco.
Alexander miró al rubio, apenado ante el escándalo que estaba haciendo el samoyedo y notó que el foco de la sala estaba parpadeando.
Drake miró el foco unos segundos y volvió la vista al hombre.
—Debe ser la electricidad... —Pasó grueso y finalmente tomó valor. —Alex... quiero hablar contigo.
El peliplatinado le llevó el vaso con agua y se sentó a su lado, sirviéndose un poco de whisky.
—Dime, ¿qué sucede?
El rubio bebió el agua y miro el suelo con las manos temblorosas.
—Me gustas como jamás me ha gustado un hombre.
El de ojos grises asintió y suspiró.
—¿Peeeeero?
—Pero no tengo el valor para saltar al agua sabiendo que me ahogaré. Dios no aprueba nada de esto, es un pecado que no puedo cometer y... —Observó sus ojos unos segundos—. Se nota en tus ojos; solo estamos confundidos, es amistad y apego...
Alexander lo miró serio y negó.
— Creo que realmente no ves los ojos como son. Ves lo que quieres. Si solo quieres amistad, está bien. —Suspiró y sacó un cigarrillo. Lo puso en sus labios y lo prendió, sacando el humo al lado contrario del rubio y regresó la vista a él. —¿Eso es lo que realmente quieres? ¿solo amistad? Dime que esos besos fueron solo de amistad y me alejaré.
—Alguien más ya calienta tu cuerpo, puedo sentirlo. Esos besos me saben a miel y por mí estaría como quinceañera, entregando el alma; pero no creo que sea conveniente para ambos... No puedo permitirme ir al infierno por el deseo carnal; mi familia y mi señor estarían muy decepcionados de mí, más de lo que ya pueden estar...
Alexander tomó la mejilla del rubio y lo besó con suavidad. Tomó su mano y la llevó lentamente al bulto que se marcaba en su pantalón.
—Creo que el que lo calienta eres tú. —Se separó y se levantó de brazos cruzados—. Dejemos los juegos, Drake ¿Amigos o no? Nadie te castigará por estas cosas.
—Amigos. —Se levantó dispuesto a irse—. Tal vez en otra vida tome al toro por los cuernos; pero en esta, despegaré cuál ave tras mis sueños. Alex... me iré al extranjero, ahí podré estudiar para cumplir lo que deseo. No puedo amarrarme a esto, no ahora. —El rubio se acercó y le dio un último beso tan apasionado y sincero que se sintió como un rayo impactándole en cada célula de su ser. Drake se alejó ya sin aliento y se dirigió hacia la puerta. —Adiós Alexander, que tengas una buena vida —le dijo, viéndolo por encima del hombro.
—Suerte... —le contestó Alexander, viendo el suelo. Realmente se sentía triste y decepcionado.
El samoyedo bajó corriendo y le siguió ladrando al foco tintineante.
—¿Qué ocurre Storm? Tú eres callado y juguetón. —El de ojos grises lo abrazó preocupado y se sentó en el sillón para revisar sus trabajos hasta que, los fusibles explotaron. —¡¿ES EN SERIO?! —Suspiró, bastante molesto por todo lo que le estaba ocurriendo. Tomó su celular y le llamó a Magaly. —Hola, hermosa, ¿puedo ir a tu casa? Se fue la luz en la mía y tengo tarea que hacer.
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Let's Forget Our Demons
Teen FictionCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...