Roberto sonrió ligeramente al escuchar eso y soltó una pequeña risa.
—No, deja de jugar así... ¡¿Escuchaste eso, Storm?! Tu padre está muerto.
Cyro lo miró fijamente con una expresión seria.
—Deja de jugar así, sé que lo odias, pero no tienes por qué decirme esas cosas hmmm. —El rubio subió las cejas con una sonrisa sarcástica y se levantó para irse a su cuarto tambaleante. —No te voy a creer esta mierda. —Levantó el dedo medio desde lo más alto de la escalera.
[...]
Imran apretó fuerte la mano del peliplatinado mientras jugaba con una pluma.
—Hola, venimos a ver al muerto —dijo uno de los hombres que atacó a Alex.
Imran levantó la cara y soltó al chico para ponerse de pie con un porte amenazante.
—Largo.
—¿Qué? ¿ahora vas a defender a este hijo de papi?
—¿Quieren que les ponga otros diez años de sentencia?
—Ya vámonos, Erick —dijo uno de los chicos, deteniendo al hombre del pecho.
—Y por esto que hicieron se les pondrá cinco años extra.
—Maldito hijo de...
—¿Quince? Ok, quince años y si no se largan de mi vista les pondré cadena perpetua.
Los siete muchachos lo miraron con odio.
—Ya oyeron al jefe, vámonos —replicó uno de ellos.
Imran sonrió satisfecho y volvió a su asiento para tomar de nuevo la mano del platinado.
—¿Cuándo vas a despertar? —susurró el muchacho y se acostó en su abdomen para ver si sus párpados daban señal de vida—. Vamos, ya pasó una semana... Ya veo cuál es el problema... —Bajó la vista a sus manos—. No se sienten como las de Roberto ¿cierto? He intentado llamarle, pero nunca contesta... tal vez está muy ocupado... tal vez solo contesta si eres tú el que llama. —Se encogió de hombros y continuó jugando con la pluma hasta que sintió un ligero apretón.
Alexander comenzó a abrir los ojos lentamente y soltó un pequeño gemido.
—¿E-en dónde estoy? —Miró el techo y giró la cabeza cuando sintió la presencia de una persona. —¿I-Imran? ¿En dónde estoy?
—¡Quintana! —El chico se paró rápidamente y le llamó a la enfermera. —Estás en la cárcel.
El de barba se intentó incorporar rápidamente, pero sintió un tirón en el abdomen que lo regresó a la cama.
—¡¿En dónde está Roberto?!
—Tranquilo, él está bien. Ya viene la enfermera.
La mujer entró tranquilamente y comenzó a revisar al muchacho.
—Yo te veo más vivo que muerto... aún un poco pálido, pero lo suficientemente colorado para que ya te largues de mi enfermería.
—Señorita, con todo respeto, el señor Quintana fue apuñalado y acaba de despertar; es muy imprudente que ya lo quiera correr. Además de que este chico necesita una dosificación de drogas muy específica, y no le han dado el tratamiento.
—¿Y tú quién eres para decirme qué hacer?
—Me quedé haciendo el servicio médico, estaba a punto de terminar la carrera.
—¿Y qué haces aquí adentro? —preguntó la enfermera ignorando a los demás presos que necesitaban ser atendidos.
—Le corté un dedo a mi hermano... tuvimos una pelea.
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Let's Forget Our Demons
Teen FictionCuando eres joven y has pasado por experiencias dolorosas, es difícil mantener una vida normal sin temores. Alexander Quintana es un universitario que intenta día a día mejorar su vida y demostrarle a todos que no es un simple rostro bonito. Junto a...