10.- ¡Déjame ensayar!

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Magaly se encontraba a la puerta con un ramo de rosas enorme que decía "Lo siento".

Alexander miro por encima del hombro a la puerta y vio a la mujer. El chico suspiró y volvió la mirada a su desayuno, ignorando la existencia de la mujer.

Carlos se levantó y fue hacia la puerta con la barbilla llena de sangre para abrirle a la chica.

 —Pasa.

Los padres de Roberto se levantaron y se fueron a su recámara para hablar o muy probablemente pelear.

Carlos tomó del hombro a Roberto. 

—Bob, vámonos o te emparejo los golpes.

El rubio se levantó con un ojo morado y la nariz hinchada y miró de rojo a Alex para irse con su hermano.

Magaly dejó el ramo en la mesa y se sentó viendo al chico que comía en silencio sin verla. 

—Hola, Alex... Perdóname por todo lo que pasó... yo no quería y... —La mujer soltó un pequeño llanto—. Lamento lo que hice. Solo quiero saber que estás bien, que estarás bien...

Alexander la miró de reojo con indiferencia y susurró bastante serio. 

—Déjame adivinar... Samantha te dejó.

La chica de azabache asintió.

—¿Por qué?

—Nos peleamos. —Se encogió de hombros—. Éramos polos opuestos.

Alexander la volteó a ver. 

—¿Por qué se pelearon?

—Me enteré de que ella... te hizo un trabajo para que murieras en un accidente, después de que mencionaras lo de Francisco... Días después... ella solo me dejó una carta... —Agachó la cabeza, apenada —. Entenderé si no me perdonas.

Alex buscó en sus bolsillos y sacó el amuleto que Drake le había dejado. 

—Eso explica porqué sigo vivo —susurró para sí mismo, viéndolo—; y eso explica porqué ya no estás tan sombría. —Levantó la mirada—. Ella te hizo algo ¿cierto?

—Estoy segura de que sí, juro no volver a jugar con cosas de esas... Sixx tenía razón, no es bueno meterse cuando no tienes esas conexiones. —Suspiró avergonzada.

—¿Ya aprenderás a escucharme? Pudiste hablar conmigo y no exponerme a todo eso. Si no fuera por Drake, ahorita estarías en mi tumba... si es que existen todas estas cosas de brujería —dijo con ese tono de hermano mayor; serio, autoritario.

—Perdón. —Se abrazó a él, con cuidado de no herirlo.

Alex se quedó quieto unos segundos y finalmente accedió a corresponderle el abrazo. Suspiró y le dio su beso en la coronilla, oliendo ese perfume dulce pero fresco. —Gracias por las flores —susurró y sonrió—. Sabes... ahora no sé en dónde disecaré tantas.

—¡¿Aún tienes la caja?! —Se separó la chica y limpió sus lágrimas con emoción.

El chico asintió. 

—Cada una desde que somos niños. 

Magaly tenía la costumbre de regalarle flores y plantas a Alex y él siempre las disecó; las conservó en una caja que llevaba al frente la palabra "Maga".

Roberto se asomó viendo a los chicos. 

—Hola ¿Ya puedo volver a desayunar en paz?

Alex le sonrió al rubio y asintió. 

Let's Forget Our DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora