19.- La santa

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Alex estacionó la moto y bajó, ofreciéndole la mano a Roberto. Era el primer día de clases y sería el primero como novios oficiales.

El rubio avanzaba viendo a los demás a la defensiva, ya que su fama le precede y no espera que alguien le diga cosas bonitas, a excepción sus amigos.

Algunas chicas murmuraban y pasaban saludando a Alex, mientras daban pequeñas risitas a lo que el hombre les saludaba de vuelta, respetuoso.

Roberto por su parte, jamás les hacía caso a las mujeres, ya que todos sabían que lo que tenía de bonito, lo tenía de homosexual.

—Ya me voy, cualquier cosa estaré en filosofía. —Alexander le dio un beso a su hombre y escuchó los pequeños gritos de las chicas que los emparejaban.

Roberto asintió y le dio otro beso apasionado como en las películas viejas. 

—Cualquier cosa me llamas, estaré en ingeniería. —Se dio la vuelta y vio a las mujeres con fastidio. —¿Qué me ven?

El peliplatinado entró a su salón, esta vez no había amigos; solo personas semestres avanzados y otros novatos. Algunas chicas suspiraron cuando lo vieron entrar. 

—Lástima que ya tiene "novio" —susurró una de ellas.

El profesor entró al salón de Roberto y notó al rubio sentado hasta atrás. 

—¡Ramírez, nada de escándalos como ayer! —Lo señaló el hombre.

—¡No se preocupe, señor! —contestó con una inflexión como soldado y todos rieron. Ese chico solo conoce los problemas.

La maestra entró al salón de Alexander y observó al peliplatinado sentado al centro.

—¡Alexander Quintana! Un gusto tenerlo un semestre más por estos rumbos —dijo la mujer con una grata sorpresa.

—Gracias, señorita —contestó el hombre con un tono cordial.

—Bien, bienvenidos a todos al curso de Técnicas de Investigación Filosófica. Este año vamos a trabajar en un gran proyecto con todas las áreas de estudio. Harán equipos de cuatro con diferentes carreras. ¿Cuál es el objetivo? —La maestra caminaba de un lado a otro—. Recaudar dinero para la graduación y algunas mejoras de las instalaciones. El equipo que más dinero consiga podrá exentar una materia de su elección.

Los pasos apresurados retumbaban en el pasillo y cuando la mujer terminó de hablar, Roberto entró de golpe.

—¡Alex! —Se siguió hasta estrellarse contra el escritorio del peliplatinado, sin importarle la clase—. Alex, el proyecto... con... con Sixx y... y alguien que tú elijas —dijo jadeando, al borde del desmayo.

Todos se botaron de la risa. El de ojos grises se sonrojó y vio a la mujer. 

—Puedo ¿maestra?

La mujer asintió y continuó explicando cuando vio a la pareja salir.

—¿Por qué corriste así? —dijo Alex mirándolo tierno con las manos en la cadera.

—Para que nadie me gane... Además, nadie más quiere al buscapleitos de 1.67 en su equipo —jadeaba agotado—. Diablos, estás muy lejos.

Alexander se botó de la risa. 

—Lo siento, ya tengo equipo.

Jadeó peor que Aurelio y se dio media vuelta indignado, moviendo su melena rubia como una diva. 

—Bien, me voy... Hoy duermes en el sofá.

El peliplatinado rio negando y lo tomó de la muñeca. 

Let's Forget Our DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora