8.- Traicionado

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[...Una semana después...]

Alexander tomó su charola y vio a Samantha con Roberto a lo lejos en las mesas que daban al jardín. Salió y se acercó al lugar en el que los chicos yacían comiendo.

—¡Hey! —Se sentó en la mesa y dejó abajo su mochila.

Roberto giró la silla como todo un rebelde de los años 50 y miró sonriente al peliplatinado. 

—Eres jodidamente sexy... Deberías ser modelo, no filósofo.

Samantha había pasado por unos papeles de egresada y Roberto estaba en su receso: el rubio estudiaba Ingeniería Mecánica y Matemáticas.

Alexander miró al rubio con una sonrisa y su mirada irónica, mientras comía papitas. 

—¿Acaso tú eres modelo?

—No lo necesito, seré ingeniero.

Samantha rodó los ojos y miró al rubio con fastidio. 

—Roberto, tú solo estabas en el grupo por Drake y Sixx. —Rio con nostalgia—. Extrañaré a mi rarito.

Alexander miró a la pelirroja, notando algo extraño. 

—¿Cómo estás?

Samantha lo miró de reojo y contestó con indiferencia.

— Bien. —La pelirroja ahora vivía en armonía con Magaly mientras ignoraba la existencia del de ojos grises.

Alex asintió, entendiendo lo que sucedía y miró a Roberto.

—¿Cuándo ensayaremos?

—Mañana —contestó Roberto con la boca llena mientras masticaba.  —¡Hey! Barbie girl, ven acá.

James se acercó y se sentó con su charola, tomando de las papas de Alex. 

—¿Qué hay, viejo?

El peliplatinado le sonrió y le ofreció más papas al de cabello castaño y barba.

Los cuatro comían felices hasta que la paz se destruyó con los chillidos de Camila. 

—¡Aaaaaaaaaaaaaay...! ¡Emiliano me dejó!

—Uuuuu... ¿Por qué? —preguntó Alex en un tono casi burlón.

Camila se escondió en los brazos de James, quien era su mejor amigo desde la primaria.

—Solo tomó sus maletas y se fue con Francisco a Europa. —El chillido fue aún más agudo.

Roberto escupió la soda sobre el rostro de Alexander.

 —¡¿Qué mierdas?!

Alex puso cara de pocos amigos.

 —Iugh... viejo, qué asco. —Se paró para comenzar a limpiarse, intentando ocultar ese sentimiento tan extraño que lo invadía—. ¿Por qué se fueron? ¿No te dijeron algo?

La rubia sacó su celular y se lo entregó al de ojos grises. 

—Solo me puso eso.

📱Emiliano: Terminamos. Me voy a la maestría en Francia. No eres tú, es Francisco: aprieta más rico.

Alex se botó de la risa al ver el mensaje. 

— Lo siento... es que lo último... Que feo que sus exparejas terminen juntas. —Miró a las hermanas y volvió la vista al celular—. Lo que me impresiona es que Francisco no está muy apretado que digamos... —Miró a la rubia en un tono burlón, hasta que cayó en cuanta de lo que dijo en voz alta. —Mierda... díganme que solo pensé eso...

Let's Forget Our DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora