23.- Sangre

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Alexander miró al rubio fijamente y le sonrió.

—Hola, amorcito ¿Trajiste tu machete? Creo que esta vez sí lo necesitaré —jadeó e hizo a un lado el cuchillo de caza con el que le había cortado el cuello al hombre—. Este no pasa los huesos.

Roberto se acercó a lo que quedaba de Owen y lo miró con asco, dejando de temblar. 

—Creo que ahora sí quedó bien muerto. —Se dio la vuelta y fue a buscar su cuchillo entre las cajas de la recámara.

El medio peliplatinado se fue al baño para enjuagarse, ponerse bóxers y cuando salió preparó todo para continuar con su trabajo, manchando lo menos posible.

Roberto volvió vestido con el overol de su trabajo y le entregó el machete, evitando la sangre en el suelo. 

—¿Cuál es el plan?

—El plan es que tú no viste nada, ¿entendido?

—¿Cómo decir que no vi nada? —Tomó su chamarra de mezclilla—. Te ves mucho más sexy así... ¿Me explicarás qué pasó aquí? ¿Cómo encontró la casa?

Alex observó a Owen y de un solo movimiento separó su cabeza de su cuerpo por completo. Miró al rubio y dio un suspiro, buscando el celular del de cabello corto entre sus bolsillos de la ropa. 

—No sé cómo entró. Me apuntó con una pistola y me dijo que me levantara y caminara. Mala idea decirle eso a un veterano. —Le guiñó el ojo y continuó separando cada extremidad como si fuese su labor del diario. —¿No tienes un trabajo al que ir? Espero que esto no te altere; no puedes hacer nada que llame la atención; no quiero la casa llena de policías.

Sacó un chicle y lo metió en su boca. 

—Nah, después de tener un novio suicida, uno recién salido del manicomio y otro que terminó preso... Ya nada me sorprende. —Se botó de la risa—. ¿No te acuerdas del que se murió en mi auto?

El de barba entrecerró los ojos y recordó cuando se quedó en casa del chico: "Claro, solo no te mueras en mi auto. No sabes lo horrible que es lavar sangre de la tapicería". 

—Creí que lo decías en broma...

—Viejo, estuve como dos días intentando quitar eso. Encárgate de deshacerte de este puto y ya cuando vuelva me encargo de limpiar el suelo. ¿Sabes qué es lo único malo? El proyecto de la universidad. ¿Cómo explico que uno de los integrantes terminó internado por drogas y otro está tieso?

El platinado se encogió de brazos. 

— Lo bueno es que es un dolor menos de culo... literalmente —dijo antes de darle un beso y verlo partir a su trabajo. Unas horas después, Alex llevó lo que quedaba de Owen a la bañera, como si fuese un auto desarmado. Tomó su celular, notando que se desbloqueaba con el reconocimiento facial. —Esto es más fácil de lo que pensé. —Tomó la cabeza del hombre y la puso frente a la cámara del celular, la cual no lo reconocía. —Ah vamos ¿Es en serio? Solo se ve ligeramente ensangrentado, ¿qué tan difícil puede ser? —Le quitó un poco del líquido carmesí con la mano y volvió a intentar—. ¡¿Qué necesitas?! ¡Maldito aparato inútil! —Comenzó a golpear la cabeza contra el celular repetidas veces, hasta que este se desbloqueó. —¡Gracias! ¿Verdad que no era tan difícil? —Vio los ojos vacíos de Owen y aventó la cabeza de nuevo a la bañera. —De verdad no sabes cuánto asco me das —habló mientras revisaba su celular y sus contactos. Por suerte, Alexander conocía a la mayoría de sus amigos y socios, así que no fue tan difícil contestar los mensajes de manera acertada para no levantar sospechas. —Bueno, Owx... en verdad estoy decepcionado de ti. Me parece una falta de respeto que encima de todo lo que hiciste, vengas a manchar toda mi casa con tus líquidos asquerosos. ¿Qué pretendías? —Se dio la vuelta y ladeó la cabeza—. Ahora sí te ves de la mierda, amigo... No creo que te recuperes pronto. —Rio y abrió el agua para comenzar a enjuagar todo y darse un baño rápido, o, al menos eso intentó.

Let's Forget Our DemonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora